martes, 7 de julio de 2015

Mecenas por el mundo

Desde Zaragoza, nos escribe unas líneas Angel Plou Bernal, darocense de nacimiento y caspolino de adopción, felicitándonos por la consecución de nuestro proyecto. Nos parece un testimonio tan certero y entrañable que os lo copiamos, para que lo disfrutéis todos.

Ángel Plou

Me considero caspolino “por derecho de compromiso”. Llegue a Caspe un día que llovía y deje Caspe otro día que también descargaban las nubes... Tengo muchos y buenos recuerdos de esa Ciudad y entre ellos están las veces que acompañé a Don Mauricio, los días de tormenta para “espantar” las nubes, desde las tapias del Castillo, aquellos domingos de trabajo para construir la Iglesia de Zaragoceta. Me unen muchas cosas. Trabajé mucho en aquella antigua oficina de la Caja de Ahorros...

Me casé con una darocense que se convirtió en Caspolina y tuvimos nuestra primera hija. Mi hermana se casó con un caspolino y mi hermano con una caspolina. Hice grandes amigos y son recuerdos que no han desaparecido. Bautizamos a nuestra hija en Caspe y fueron su padrinos la familia Callao, que nos acogieron como hijos. En muchas ocasiones me he quejado de la poca atención que se había prestado a la Iglesia. Menos mal que de vez en cuando aparece algún Miguel Caballú que es capaz de mover a gran número de caspolinos y “agregados” y conseguir que las notas musicales hagan olvidar los malos tiempos pasados.

Enhorabuena para todos los colaboradores de esta magnifica mejora para la Iglesia y que todos
los caspolinos podáis disfrutarla.





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Hoy se asoma a esta ventana una caspolina de enorme belleza. Su nombre es Paula, Quizá no sea suficiente para que la conozcáis. Pero si lo acompañamos de su apellido, Figueira, despejamos totalmente la X de la ecuación. Hija del que fuera muchos años director de "las escuelas", Paula fue niña en Caspe. Jugó, disfrutó, lloró, se hizo gusaneras e incluso cogió recorrilencia. Nos escribe desde Argentina, a donde marchó hace ya mucho tiempo para formar una familia. Deseamos que, allá, no olvide nunca el lugar en el que fue feliz. Y vuelva, aunque sea solo para "tocar salve".

Paula Figueira

"Después de años de estudio en el colegio Público Compromiso de Caspe y de horas de historia con su consabida prehistoria, griegos, romanos, godos, visigodos y demás pueblos nórdicos, conquista, reconquista, coronas aragonesas, catalanas y navarras, revoluciones, guerras y demás acontecimientos de los últimos 20 siglos, me encuentro hoy en un pueblo argentino que apenas cuenta con 200 años de historia. 


Paula
Confieso, con algo de vergüenza, que ha sido en la distancia donde he comenzado a tomar dimensión de los acontecimientos y de las gentes que han caminado por esas calles de mi infancia con un legado cultural que, sin pensarlo, han dejado en mi conciencia. 

Y es en este contraste de modernidad del llamado Nuevo Mundo  donde siento una mezcla de orgullo y melancolía cuando leo acerca del proyecto de reconstrucción del órgano de la Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe. Melancolía por la distancia y los recuerdos que se agolpan como fotos kodak en mi memoria, orgullo por el esfuerzo de todos aquellos que son profetas en su tierra y entienden, en este siglo de la velocidad y el mundo virtual,  que el patrimonio cultural histórico es el mejor regalo que podemos dejarles a nuestros hijos."

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Si entendemos que, como decía Ralke, la patria de un hombre -y de una mujer, se entiende- es la infancia, aceptaremos también que Irene Estella Pérez es una bellísima caspolina. Desde Navalmoral de la Mata (Extremadura), nos escribe unas emocionantes palabras. Ni Irene ha olvidado a Caspe, ni Caspe ha olvidado a Irene. Mutuo amor!

Irene Estella

Cuando me propusieron escribir en el blog Caspe Música y Compromiso para apoyar el proyecto de construcción de un órgano en la Colegiata Santa María la Mayor, acepté sin dudarlo.

La verdad es que mi vínculo con Caspe fue un tanto casual. Por motivos laborales nos trasladamos aquí en 1986, ya que mi madre es maestra y la destinaron en el Colegio Compromiso de Caspe. Aquí he vivido el final de mi infancia, toda mi adolescencia y la primera parte de mi vida adulta. 

Es complicadísimo resumir en pocas palabras todos los sentimientos  que Caspe genera en mi. Aquí fui al colegio y al instituto, de aquí me marché para estudiar en la universidad. Aquí conocí a mis  amigos, a los cuales conservo, a pesar del tiempo y la distancia. Aquí tuve mi primer amor y mi primer desengaño, aquí viví la “edad del pavo”, mis primeras salidas nocturnas, los primeros campos, 1 de mayo y San Bartolo, fiestas de agosto y ferias. Igual que vine, me marché; en el año 1998, cuando estaba en 4º de carrera, y nunca olvidaré la fiesta sorpresa que mis amigos organizaron para despedirme. 
Irene y su eterna sonrisa

Siempre procuro escaparme dos veces al año, y cada vez que vengo, me sigo sintiendo en casa, parte de este pueblo. Nunca he descartado el volver aquí a vivir con mi marido y mis tres hijos, porque no me importaría que ellos crecieran  en el pueblo en el que su madre pasó tan buenos momentos. 


De siempre me ha encantado la Colegiata, tan imponente y bonita, y creo que estáis  haciendo un gran trabajo al recuperar el órgano que volverá a traer música de nuevo a este lugar.

¡Felicidades por el proyecto!

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Hijo de D. César Montañés, recordado profesor del Colegio Compromiso, Luis Montañés nació en la huerta de Zaragoceta y Miraflores, a cuya escuela estuvo destinado su padre antes de recalar en Caspe. Luisito, como siempre se le ha conocido de modo afectuoso en su pueblo, fue de los primeros caspolinos ausentes en mostrar su adhesión al proyecto del órgano de la colegiata. Nos hemos acercado hasta Zaragoza para darle su diploma y para charrar un ratico con él.

Luis Montañés

A mi lo del órgano me pareció desde el principio una idea fabulosa. Caspe merece algo así y no tenía ninguna duda de que los caspolinos ibamos a conseguirlo, porque somos tozudos y generosos cuando la ocasión lo requiere. Un templo de las características e importancia de la Colegia no puede pasar sin órgano de tubos, que acreciente el fervor en las eucaristías y que sirva también de atractivo turístico y cultural. He seguido de cerca, gracias a vuestra información, todo el proceso del órgano, desde que lanzásteis la idea hasta ahora, y mi esposa y yo decidimos muy pronto arrimar el hombro -y lo haremos otra vez si es menester- porque es una idea fabulosa y ayudará al desarrollo cultural de mi pueblo. Yo no lo podré ver -Luis sufre una dolencia ocular que le ha dejado prácticamente ciego- pero lo oiré como música celestial y lo disfrutaré como el que más. 
Luis, Conchita y Alfredo


Tengo muchos recuerdos de Caspe. Allí pasé toda mi infancia y adolescencia. Recuerdo las guerretas entre barrios, de chicos, o cuando desfilábamos por el Batán los flechas y pelayos al mando de Octavio Jover. Me acuerdo de los vecinos del Coso, de Victoria Recio y demás buena gente con la que hicimos gran amistad, de los ejercicios espirituales con el padre Mariano Mainar y del particular genio de Cacho y Tiestos, cuyo féretro llevé el día de su entierro.

Esta iniciativa ha causado mucha expectación. Son muchos los amigos o profesores en su día colegas de trabajo  que me llaman y me dicen "oye, qué lanzaos sois los de tu pueblo, no?", y yo la verdad pues me siento orgulloso. Mi esposa y yo estamos pendientes de vuestras noticias y apoyaremos cualquier iniciativa que proyecte una imagen positiva de Caspe.

Un abrazo a todos!

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Alfonso Catalán Catalán, "Tito" para los amigos, caspolino de nacimiento y vocación, es un magnífico clarinetista que en la actualidad desempeña su tarea de profesor en el Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza. Es uno de esos extraordinarios músicos locales que preparó el recordado maestro Juan Pérez Ribes allá por 1970 para debutar en la Banda de la Asamblea Local de la Cruz Roja de Caspe. Su testimonio y su aportación es, en cierto modo, el de toda una generación. Por ello nos emociona especialmente.

Alfonso Catalán

Alfredo Grañena Jr. me ha pedido redactar unas líneas en apoyo del proyecto del órgano para la Colegiata. Para ello voy a echar mano de mis recuerdos en lo que fueron mis inicios musicales en mi ciudad.
1970. Debut

Hacia el año 1967 un cura, de cuyo nombre no logro acordarme, vino a "las escuelas" para formar un coro de voces blancas que cantase en La Colegiata. Yo fui uno de los seleccionados. Recuerdo vagamente que en el coro de la Colegiata había un pequeño órgano que funcionaba con el aire que se introducía en el mismo al presionar unos pedales que éste tenía. Si dejabas de presionarlos dejaba de sonar, claro. Durante un tiempo fui el solista de este coro. Después me acompañaría Rafael Piquer en ese menester. Tiempo después, estando en una de las barbacanas de la Placeta del  Horno llegó a mis oídos una noticia que me sobresaltó. Había llegado al pueblo el nuevo director de la banda de música, había llegado Don Juan Pérez Ribes. Rápidamente le dije a mi madre que me quería apuntar a la banda y me fui para "los franciscanos". 



Alfonso, con Montserrat Martí
Allí Don  Juan nos fue poniendo a cada uno un metro de sastre alrededor del pecho y nos decía que cogiésemos aire. Quien daba de sí más centímetros les asignaba un instrumento de viento-metal. 
Los que daban menos, un instrumento de viento-madera. 

A mí me asignó un clarinete; un clarinete de metal de una pieza sin funda que había por allí, y con él me fuí tan contento a mi casa. No puedo más que agradecer a mi ciudad las oportunidades que se me brindaron para comenzar mis estudios musicales.



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Aitor Molinos González es un caspolino nacido en Barcelona. No es el primero ni será el último. La emigración es una de las grandes lacras del medio rural. Cada vez que un hijo o nieto de caspolinos nos demuestra su querencia y su cariño por su lugar de origen, no podemos más que emocionarnos. Y Aitor es uno de esos casos. Comprometido con el patrimonio monumental y cultural de su tierra (es jotero), no ha dudado a la hora de ser mecenas del órgano de la colegiata ni, por supuesto, de escribirnos unas líneas de apoyo desde la Ciudad Condal. Gracias a todos!!

Aitor
Aitor Molinos

En la difícil situación económica en la que nos encontramos, la sociedad caspolina ha dado una buena lección al mundo de lo que representa el crowfunding. 

Felicidades. No solamente a los promotores del proyecto, sino también a todos aquellos que han colaborado en él.

¡Ya queda menos para que nuestra Colegiata cuente con su órgano como merece!
No nací ni vivo en Caspe, pero pese a eso me siento y considero un caspolino más.
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Josefina Cirac Poblador -cotarrana, por parte de padre, capuchina por vía materna- es una caspolina que, aunque vive hace muchas décadas lejos de su pueblo, lo tiene muy presente en sus pensamiento. Es una mujer que ha sabido transmitir a su esposo e hija el amor por Caspe. Vive con los pies en Valencia y Caspe en el corazón. Atenta a cualquier novedad editorial, dispuesta a a echar una mano en cualquier iniciativa saludable, ilusionada por este proyecto que pretende dar un impulso a esa bella Colegiata donde fue bautizada por su tío Sebastián hace ya ochenta años.

Josefina Cirac

En una de mis últimas visitas a Caspe pude informarme del proyecto del órgano y no dudé a la hora de hacer un donativo en el que figuraran mis hijas. Antes de la guerra fueron mi padre y sus hermanos los que ayudaron mucho a la hora de realizar mejoras en el templo, especialmente en la capilla de la Veracruz, y ahora nos toca a nosotros arrimar el hombro, gustosamente, para seguir aumentando el patrimonio y el interés de una iglesia que todos los que vivimos fuera la tenemos en el corazón.

Mi madre me hablaba mucho de cómo era ese bello órgano que tocaba Florencio Repollés y su hijo; de cómo llenaba de música hasta el último rincón de la iglesia. Ahora es momento de poner un granito de arena para que mis hijas y nietos, cuando vayan a visitar el pueblo de sus antepasados, tengan un motivo más de satisfacción y orgullo.  

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Pilar López Latorre es una caspolina consorte que ejerce como tal en su residencia de Tarragona. De Caspe es su marido, sus suegros... e incluso su peña. No es de extrañar que le tenga afecto a nuestro pueblo, que lo considere también el suyo y que nos dedique unas líneas para este proyecto tan bonito. Gracias!

Pilar López

Nací en Zaragoza .
Venía desde pequeña a casa de mis tíos Ángel y Mercedes para pasar las fiestas de agosto.
Aquí conocí a mi marido y entré a formar parte de su familia y amigos, motivo por el cual Caspe forma parte de mi vida desde hace más de 40 años .
Me alegre mucho cuando me enteré de la iniciativa de la construcción del Órgano para la Colegiata, que siendo tan bonita como es bien se lo merece. Lo mejor de todo es que se ha conseguido que tantas personas sientan las ganas de colaborar y trabajar para que este proyecto salga adelante, para Caspe y todos los caspolinos.

FELICIDADES
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Belen Hans Giraldos es una joven caspolina que se prepara en la Universidad de Zaragoza para ser una excelente archivera y bibliotecaria. Rodeada de libros, es obvio que se adquire -cuando no viene dada ya- una sensibilidad especial. Nos encanta que paisanos tan jóvenes y tan llenos de vitalidad se sumen a nuestro proyecto. Nos gustaría que cada casa de Caspe tuviera su Belén. Y no solo en Navidad.

Belen Hans

Soy estudiante y, como tal, me forman en la Cultura, la Educación, principios y valores de nuestro Patrimonio, nuestras riquezas nacionales, autonómicas y locales. 
No siempre apreciamos nuestro patrimonio y muchas veces ni siquiera sabemos lo que tenemos. Por ello, iniciativas como la del proyecto del crowfunding,  que impulsa la construcción de un nuevo órgano en la Colegiata Santa María la Mayor, son fundamentales, pero más esencial resulta el cambio de percepción de los habitantes ante tal propósito. Que no se vea este proyecto como algo para pasar el rato o el pasatiempo de unos jóvenes que no tienen nada que hacer. Se tiene que entender como un propósito cultural, que amarre nuestro patrimonio, que ensalce nuestro significado artístico y que nos haga enorgullecernos de nuestra entidad cultural e histórica.


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Es difícil ser de Caspe, tener una cierta edad y no conocer a Chusmi. Tocó muchos años en la Banda de Música, el clarinete y la percusión. Fue monitor en Sarabastall, en año muy pretéritos, y sobre todo es un tipo jovial y animoso. Profesor, médico, amigo y, ante todo, caspolino.

Chusmi

Me llena de emociones puras oír música de órgano.

El órgano genera sonidos que flotan en el ambiente. Con una sonoridad única. Se mezclan y superponen en bella armonía, donde siempre, y cada vez que ocurre, me impresionan y logran conmoverme. 
Chusmi

Nuestra Iglesia, su volumen entre grandes muros, columnas y capillas, formaría parte de nuestro órgano. Es una necesaria e íntima relación. Ese gran vacío, será la potente caja de resonancia que responderá, modulará, multiplicará y completará el sonido naciente de los tubos que, día a día, vamos sumando a través de este proyecto de micromecenazgo colectivo. Es tan necesario lo uno como lo otro.

Sueño, mientras escribo estas líneas, en un instrumento musical enorme y potentísimo (tubos e Iglesia), que conseguirá que mi oído, cuerpo y mente también vibren en bella resonancia, mientras estoy inmerso en la magnificente sensación del sonido de sus tubos y en la sobrecogedora reverberación del mismo al rebotar sus ondas entre los muros de vieja piedra de mi Iglesia.

¿Qué podrían percibir y sentir nuestros antepasados caspolinos oyendo su órgano?. Es seguro que tendrían percepciones experienciales únicas. Mágicas para algunos. Espirituales para otros. Seguro que todos sensaciones acústico-corporales en muchas ocasiones incomprensibles para ellos.

Deseo lo mismo: trasladarme a esos momentos de antaño, oír vibraciones tubulares del aire ocupando el etéreo espacio arquitectónico de mi Iglesia y llegar a sentir en mi cuerpo los microchoques sónicos impactando en mi cuerpo-piel. Serían minutos de música y emociones. El tiempo se detendría expectante por sonidos fantásticos. El mundo se pararía, sin girar. En esos momentos no habría nada más: sonido y vibración. Gozo y placer por esa condensación sonora que subyuga. Rito de gran hechura que nos acabaría sublimando. Plenitud total y única saboreada con todos los sentidos humanos en una consagración sensorial hacia todo lo inimaginable.

Nuestra Iglesia sigue presente, inmemorial para nosotros. Estamos en buen camino para conseguir un nuevo órgano para nuestra Iglesia, para Caspe. Con el nuevo órgano podremos oír notas musicales. Estamos ya muy cerca. Tubos e Iglesia, mejor aún, conseguirá que sintamos las mismas emociones sonoras retumbadas y las mismas vibraciones que nuestros ancestros pudieron vivenciar.

Dicho en el lenguaje estético del siglo XXI, estamos muy cerca de oír, sentir y disfrutar de un espectáculo sensorial sin par: puede que rozando el éxtasis.

Jesús Miguel Cirac Collados
Caspe (Zaragoza)

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A estas alturas de la película son ya más de 450 los mecenas del órgano de Caspe. Nos han mandado aportaciones desde Asia, América, Africa y Europa. Falta Oceanía, pero está al caer! Mientras llega, hoy nos referimos al donativo de un caspolino que lleva muchos años fuera de su pueblo, pero que desde la vecina Lleida nos escribe para alentarnos y para demostrar su interés por todo lo que acontece en su ciudad natal. Antonio Domingo Cirac, junto a su esposa Divina, nos manda esta foto que corrobora su alegría por estar cada vez más cerca del objetivo final.

Antonio y su esposa
Antonio Domingo

De muy crío estuve en una boda en la iglesia de Santa Lucía (la Parroquia estaba reparando los desperfectos de la guerra). Creo que, con el órgano, se completa el proceso, que debió de comenzar en el 39. Ya abierta al culto, yendo al catecismo, recuerdo que Paltor, con cincel de aire comprimido, conformaba las molduras de los capiteles góticos justo a la entrada del templo.
Todos debemos contribuir al esplendor del mejor monumento que tiene Caspe.  


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Hoy estamos de suerte. Tenemos el testimonio de un músico excepcional. Juan Pardo es un entusiasta alcañizano, de padre caspolino, que se gana la vida tocando el trombón en la ciudad mejicana de Guadalajara. Hubo un tiempo en el cual era frecuente su participación en la Banda de Caspe. Hoy, desde Méjico lindo y querido, nos alienta y nos hace una proposición absolutamente irrechazable. Atentos:

Juan Pardo

Cuando me enteré de que en Caspe se estaban poniendo en marcha un proyecto de micro-mecenazgo para la recuperación del órgano... me impresionó mucho, pues en los tiempos que corren es difícil que se invierta en Cultura y menos en reconstrucciones históricas de instrumentos que se perdieron en los anales de la historia, que ni siquiera la memoria colectiva podría recordar el sonido de este gran y majestuoso instrumento. Me alegré mucho, y más que detrás de toda esta aventura esté Alfredo, un tipo que aprecio y valoro mucho. Aunque hace muchos años que no nos vemos, sigo sus andanzas de hidalgo aventurero y un poquito loco por una ciudad que ama y quiere con locura como es Caspe. Pero en definitiva, ¿qué es un órgano?
Juan Pardo
ORGANO (del latín órganum: herramienta), en biología y anatomía es una agrupación de diversos tejidos formando una unidad estructural encargada del cumplimiento de una función determinada en el seno de un organismo pluricelular. La verdad que es una definicion que me encanta, pues no se aleja nada de lo que para mi es un órgano (instrumento). Es una agrupación de tubos que crean un tejido majestuoso por el cual pasa el aire, produciendo los sonidos que nos transportan, nos abren el alma y son capaces de expresar lo que la palabra es incapaz por sí misma. Personalmente pienso que el órgano es el corazón y el alma de la iglesia, ese gran desconocido por muchos... que a todos, desde niños y no tan niños, nos impresiona con sólo verlo. Espero fervientemente el día en que se vuelvan a escuchar sus registros, trompeterías y ver cómo es capaz de emocionar y dejar perplejos a Caspe y alrededores. Y cómo no, poder ofrecer un recital en una Colegiata que no por nacimiento pero sí por afecto familiar me trae tantos y tantos recuerdos.
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De padre soriano y madre maellana (aunque los podemos considerar a ambos "de aquí"), Nacho Revilla Aviñó es un caspolino por los cuatro costados. Aquí ha nacido, crecido y vivido hasta que sus estudios le llevaron a trasladarse a Zaragoza. Pero en Caspe tiene su vida y su gente. Ralke decía que "la infancia de un hombre es su infancia", por lo que Nacho y sus  hermanos tienen muy claro cuál es su lugar de origen. Entusiasta colaborador con iniciativas culturales y de otra índole -fue uno de los portadores de la Virgen de la Cama cuando volvió a procesionar el año pasado después de casi 40 años de ausencia-, Nacho nos envía estas sinceras líneas en apoyo a este proyecto que camina in crescendo gracias al apoyo de tanta gente.

Nacho Revilla

Nacho (el más alto), con sus hermanos
Cuando me dijeron si quería escribir unas palabras en esta página, no lo dude ni un momento. Caspe es mi pueblo, mi ciudad. Mi familia no desciende de este pueblo pero es donde yo he nacido, por lo que soy un Caspolino en todos sus derechos. 

El hecho de dotar de un magnifico órgano de tubos en nuestra Colegiata, me enorgullece, pues la música siempre me ha gustado. Muchas veces imagino cómo sonará el día de su estreno con la Colegiata llena y se me pone la piel de gallina. No me queda nada más que animar a la juventud de este pueblo a sacarlo adelante. Somos el futuro.

Felices Fiestas y próspero año 2014.


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Noelia Mellado Mendoza nos escribe hoy desde la vecina localidad de Maella para hablarnos de su feliz infancia, a caballo entre su Zaragoza natal y Caspe, el pueblo de su familia materna.

Noelia Mellado

Nacida en Zaragoza, mi infancia y mi adolescencia fueron enormemente felices cada vez que las vacaciones escolares y los fines de semana me llevaban a Caspe. Allí, en la calle Nueva, disfruté del calor del hogar, de los cuidados de mi abuela María “la Parisa”, del afecto del barrio y sus gentes y de la fidelidad a una cuadrilla de amigos a los que la fidelidad de unos amigos con los que Qué me sé yo lo que "trachinábamos". 
Noelia Mellado
 Han pasado muchos años de todo aquello. Ahora vivo en Maella, a tiro de piedra de mi pueblo, y aunque ya no están mis abuelos, sigo yendo de vez en cuando a disfrutar de esas calles por las que fuimos tan felices y tan libres.

Uno de aquellos vecinos del barrio, aquel pequeño querubín de ojazos azules y espíritu  inquieto, me pide que escriba algo para colaborar con este proyecto tan bonito. Y no me puedo negar, claro. Así que sirvan estas líneas para apoyar esta iniciativa llena de sensibilidad y de perseverancia, con el deseo de que vuelva a sonar, para mis hijos y para mis padres, aquel bello órgano que un día disfrutaron mis abuelos.
 

Un beso a todos, con los pies en Maella y Caspe en el corazón.

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Pedro Cardona Abadía es el mecenas que nos escribe hoy para alentarnos a seguir adelante con nuestro proyecto. Cada testimonio que recibimos supone en nuestro ánimo un fuerte impulso. Gracias!

Pedro Cardona

Es de agradecer la atención, interés, iniciativa y coordinación, que se está recibiendo de forma colectiva en la realización de este proyecto tan lleno de energía e ilusión para dotar tan merecidamente a la Colegiata de Santa María la Mayor de un órgano de tubos. Será magnifico que los diferentes timbres y sonidos producidos tras los pies y manos del organista envuelvan el templo gótico de armonía suave, dulce y profunda. 
El órgano de tubos permite la interpretación de melodías simultáneas mejor que ningún otro instrumento, siendo uno de los más complejos que pueda ejecutar una sola persona. La afición musical recorrerá muchos caminos dando a conocer la historia y cultura de Caspe. Nota tras nota nos sentiremos satisfechos de toda la implicación y esfuerzo llevados a cabo durante este tiempo.
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Hoy nos escribe, desde Zaragoza, un caspolino practicante, Paco Buisán Bel. Por su profesión, ha vivido en varios puntos de España, desde donde nos ha alentado en nuestras batallas quijotescas. Ahora, desde Zaragoza, a un pasito de nuestro pueblo, es muy habitual verlo en actividades culturales y de otra índole. Agradecemos enormemente sus palabras y su aportación.

Paco Buisán

Paco Buisán
Aunque soy un viejo veterano en retornos a Caspe, antes espaciados y ahora prácticamente semanales, siempre mantengo esa curiosidad de llegar a la plaza “la Balsa” y encarar calles adentro el corazón del pueblo. Han pasado muchos años desde aquel 1976 y las referencias de la infancia siguen intactas e inmensamente queridas porque el tiempo no mitiga ciertas sensaciones, al contrario, es un estimulante continuo de la propia memoria, que me trae tardes calurosísimas cuando, sentado en el “batedor” de casa, esperaba la llegada de mi padre para regar la calle, y me trae excursiones en bicicleta por caminos desconocidos, y tertulias nocturnas  de chiquillos donde, a la luz de linternas, alimentábamos leyendas sobrecogedoras que nos harían cómplices de por vida, y juegos en las “escaleretas” de la Iglesia con “pitos” y “lobas”, haciéndoles recorrer a golpe de pulmón la cornisilla del zócalo del pórtico … y así, pueblo, calles, caminos, amigos y también Iglesia forman un todo que desde la distancia parece casi espiritual. 

Pues bien, el proyecto del órgano –cualquier proyecto, pero más aún si es una iniciativa popular, espontánea y pura- también participa en ese todo, y no sólo por el mobiliario musical sino, sobre todo, por esa emoción contagiosa de los promotores que, desde el primer momento, nos hacen oír las notas mil veces rebotadas en los sillares y nos hacen partícipes de una idea que ya casi es palpable realidad. Gracias.

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Nuestra siguiente mecenas es otra joven y guapa caspolina, Ana Grañena Muniente, que desde hace unos meses reside en Teruel, donde desempeña su actividad profesional. Desde esa bella localidad aragonesa, llena de Historia y de Arte, nos deja unas líneas de apoyo al proyecto. Por cierto, ¿sabían que el órgano de Caspe va a ser más grande que el de la catedral turolense?

Ana Grañena

Me proponen y me animo a escribir estas líneas cuando este proyecto ya es una realidad. Hace unos días tuve el placer de leer en el periódico la noticia: “el dinero recaudado para el nuevo órgano de la Colegiata de Caspe supera los 90.000 € y su construcción ya ha comenzado”. Así que por fin nuestra colegiata lucirá el órgano que se merece.
Ana Grañena


Y es que han sido muchos los eventos que se han llevado a cabo para recaudar fondos, muchas las personas que se han implicado, y es esto lo que yo creo que hace que este proyecto sea muy especial. Es el fruto de la ilusión, de las ganas, del esfuerzo, del trabajo y de la dedicación de muchos caspolinos.

En esta ocasión estas líneas se escriben desde Teruel, lugar donde vivo desde hace unos meses. Una ciudad que acoge con amabilidad y simpatía y que me está enriqueciendo mucho profesionalmente. Pero claro, esto no quita que visite el pueblo con frecuencia, y con mucho gusto por supuesto, ya que familia, amigos y grupos con los que colaboro me hacen volver a casa a menudo.

Deseo que pronto podamos disfrutar de una melodía muy especial que resuene en Santa María la Mayor, y que Caspe, como ha demostrado en esta y otras ocasiones, siga ostentando con orgullo la palabra “Compromiso”.

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Desde Zaragoza nos escribe hoy una bella y joven caspolina, Paula Baeta Sierra, para demostrarnos que este proyecto no es sólo cosa de "carcas". Hay un gran número de gente joven, de diversos credos y condición, que apoyan esta iniciativa y la ven saludable. Nos congratulamos por ello!

Paula Baeta

Cuando se me ofreció la posibilidad de escribir unas líneas para el blog Caspe, Música y Compromiso, sentí una enorme alegría. Caspe ha sido, es y será mi pueblo, mi origen, el lugar al que siempre regresar, en el que se encuentra mi familia. 



En el año 2008 comenzaba mi primer año de carrera universitaria y llegó el momento de abandonar Caspe para emprender una nueva vida en Zaragoza. Al principio, no sentía mucha nostalgia porque solía volver los fines de semana, pero conforme han ido pasando los años la frecuencia con la que visito Caspe es cada vez menor y, por ello, valoro mucho más todo lo que rodea a la Ciudad del Compromiso. 


La restauración del órgano de tubos de la Colegiata Santa María la Mayor del Pilar de Caspe me parece una gran idea para que todo el pueblo aúne fuerzas y camine hacia un mismo objetivo. Además, el hecho de tener un familiar cercano como es mi primo Sergio (hasta el domingo 22 de septiembre párroco de Caspe) implicado en este proyecto me permite contemplar de cerca el esfuerzo y la dedicación que los caspolinos y caspolinas demuestran mediante esta bonita iniciativa. 

Desde Zaragoza os mando un abrazo muy fuerte a todos.
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Uno puede nacer  en Albacete, en Malta o en Helsinki. A fin de cuentas, es un mero accidente. Pero cuanto te apellidas Fillola Piazuelo sólo puedes proceder de un sitio. Oscar es un catalán con ascendencia caspolina, enamorado de la fotografía, del Rock y de muchas otras cosas. Leyendo sus palabras recordaréis seguro alguno de esos momentos inolvidables que se guardan con llave en lo más profundo del corazón.


Oscar Fillola

Media vida a caballo entre el Caspe de verano, Navidades, Semana Santa, puentes y fines de semana largos, y la Santa Coloma que me vio crecer en Barcelona… Todo un contraste de puertas abiertas y amigos para siempre alrededor de una cerveza, y lo que en su tiempo fue una ciudad dormitorio marcada por la inseguridad social y la complicada labor de desarrollarte en sus calles. 
Oscar Fillola

Nacido en Sabadell, siempre me he sentido orgulloso de ser unos de “esos maños” en Barcelona que “regiran” el café, que acaban las conversaciones con un “hala pues!!”, con un “jodo!!” ante la sorpresa… cabezon y noble… de Labordeta, Carbonell y La Bullonera… de “Viva Caspe que es mi pueblo, y San Roque mi patrón”… y de saber diferenciar un “catalán tenías que ser!!” cuando es con un beso en la mejilla y un brazo por encima de los hombros. Hoy, desde Palau-Solità i Plegamans (Barcelona), cómo no voy a echar de menos tantos amigos sinceros, de los de verdad, tantas tardes de piscina, tantas noches de pabellón, las cervezas compartidas, los baños en pelotas en el Ebro, huevos fritos a las seis de la mañana, la llave en la gatera, cigarros a medias sentados en cualquier batedor, guiñote y butifarra en los bares, si baja o no baja agua en la acequia, si este año hay cosecha…. Si Caspe son mis padres, hermanos, tíos, primos, sobrinos, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos.

Como fotógrafo aficionado, no subo sin la cámara; no hay una calle que no tenga un rincón que me devuelva en una fotografía el olor de cierzo, Ebro, tedero y carretel. Como músico aficionado, y gran amante de la Música, mi pasión por el punk y el rock no me han hecho olvidar que aprendí a tocar la guitarra para acompañar al laud y la bandurria de mi padre, todavía activo en la Rondalla, a base de jotas, boleros y pasodobles; la experiencia, a saber que todo instrumento tiene un sitio; y la Colegiata, que me ha visto en tantas ocasiones, buenas y duras, la grandiosidad y sonoridad para acoger un órgano en condiciones, y hacerlo sonar como solo en un sitio así puede sonar…

Si, por supuesto. Y San Roque mi patrón!


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Hace unas semanas nos escribía Pablo, su hermano, y hoy lo hace David, el mayor de tres hermanos varones estrechamente vinculados a Caspe, lugar de tantos juegos de infancia. Desde Madrid, David Ramos Moreno (o el nieto mayor de Paqueta "la finoja").

David Ramos

“Mi patria es la infancia” leí una vez a mi escritor favorito, Miguel Delibes. Pues bien, mi patria es Caspe.

Palentino de nacimiento y también de corazón, desde muy niño todos los veranos estaba deseando que llegara el final del curso para poder ir a casa de mi abuela (Paca la finoja) a jugar y correr por la Calle Nueva y ver a mis amigos del barrio. Poco a poco fuimos creciendo, cambiando de actividades, entrando en una peña con amigos nuevos que vas haciendo, Manuel, Susana, Patrick, Gloria, Sergio, Ramón, Sara, Eva, Manchón… esos míticos Pringaus (no me olvido de ninguno, pero no tengo espacio para poneros a todos) aunque sin perder ni dejar atrás los amigos que ya tenías desde pequeñito.

David y su hija Jimena
Y así poco a poco nos hemos ido haciendo mayores, y aunque el tiempo no me permite ir todo lo que quisiera (apenas 4-5 días al año), sigo llevando a Caspe en el corazón y presumiendo de ser Caspolino de adopción tanto en mi lugar de residencia (Madrid) como en Palencia y en todos los rincones allá donde voy. Mi buen amigo Alfredo me pidió que escribiera unas líneas sobre Caspe y sobre la importancia de tener un nuevo órgano para la colegiata. Pues bien, solo se me ocurre imaginar, después de escuchar a la rondalla o a la banda municipal en esa preciosa iglesia (templo, por cierto, donde se casaron mis padres hace 40 años) que se alza al final de la calle Mayor, que el sonido del nuevo órgano será un placer para los oídos y un orgullo para los caspolinos. Es por ello que todos debemos aportar nuestro granito de arena para que ese bonito proyecto se haga realidad.

Gracias, Caspe
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Hoy se dirige a nosotros un caspolino afincado desde hace muchos años por los "madriles". A pesar de la lejanía, y de sus múltiples obligaciones laborales y públicas, se deja caer por Caspe siempre que puede, para visitar a familiares y amigos. Mediante estas líneas nos muestra su apoyo entusiasta e incondicional.

José A. Labodía

Mi nombre es José Antonio Labodía, trabajador, concejal en Colmenar Viejo y sobre todo, caspolino. Un caspolino que no vive en Caspe, pero que ha tenido y tiene a Caspe en la memoria y en el corazón. Un caspolino orgulloso de que el primer proyecto de micromecenazgo de Aragón haya surgido en mi “zuidá”. Una iniciativa que tiene como finalidad la recuperación del órgano de tubos de la Colegiata.

Una aspiración que es de todos, puesto que son los ciudadanos quienes la han propiciado y la están llevando a cabo. Están haciendo posible que de nuevo se escuchen entre las góticas paredes de Sta. María la Mayor, las notas que emitirán los 659 tubos del órgano, para recuperar el que existió desde el Siglo XVI hasta el año 1936. Para recobrar la posibilidad de que su música, de nuevo, sirva como un nexo de unión entre todos los que la escuchen.


Queda aún para alcanzar la meta de los 135.625 euros, pero no me cabe duda, que este proyecto, aún en estos tiempos de recortes y hasta individualismo feroz, llegará  buen puerto, porque que es necesario: Enriquece el patrimonio que legaremos a generaciones venideras y es un ejemplo de que puede conseguir la ilusión común de unos ciudadanos.

Así mismo, como cargo público que soy, me gustaría alentar que la presencia de las autoridades locales de Caspe, fuera algo más que la meramente moral: es un proyecto bueno para Caspe y que nace del anhelo de los ciudadanos y las Administraciones tienen, entre otras funciones, las de apoyar iniciativas ciudadanas como esta y que no se “alborte”, por falta de ayudas, ni apoyos.


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Nuestra siguiente invitada nos escribe desde muy lejos, desde Europa Central. Hasta allí han llegado los ecos de este órgano. Dice sentirse caspolina, porque aquí fue feliz los veranos de su infancia, con sus amigos, sus abuelos, sus paisanos. Hoy ya no frecuenta tanto nuestro pueblo, pero sigue vinculada a él de modo estrecho. La sangre llama a la sangre. Y el suelo caspolino también de estercola de la que corre por las venas de Ana.

Ana Weber Montes

Vivo en Ginebra, Suiza, ciudad donde nací, pero siempre me he sentido caspolina de corazón. Mis padres emigraron al final de los años 60 por tierras suizas. Conocí a Caspe cuando sólo tenía un mes y pico... para mi bautizo, en esa bella iglesia (que pronto tendrá un bello órgano). Fui una privilegiada, teniendo la suerte de bajar por tierras aragonesas de 3 a 5 veces por año. 


Mi infancia fue estupenda. Albergo recuerdos muy vivos de mis abuelos, yendo al campo, dando de comer a los animales, comiendo fruta y verdura del huerto, jugando con los vecinos en la calle, esperando ver pasar a los corderos por delante de casa. Como no me gusta las "siestas", mi abuela me llevaba al castillo, para admirar la vista y sus alrededores. Cuando siento nostalgia subo y recuerdo a mi abuela Agustina... 

También recuerdo las comidas y baños en familia al rio Guadalope…que risas!! Tenia la suerte de quedarme los dos meses de verano por Caspe, y así empezé a conocer gente. Nos sentábamos en el cesped de la Glorieta, comiendo pipas, y escuchando música, jugábamos en el Cerezo, íbamos al " petas" a comer chucherías, o al cine Goya a ver películas, o a  bailar a la Luz de Luna..

Vengo de una familia de panaderos, y cuando regresaba de fiesta pasaba a ver a mi tío Raúl al horno…y me decia : "vaya buena vida que  te pegas, sobrina! ¡vivela a tope!".  Y es lo que hago!! Cómo no recordar las fiestas del pueblo, la ofrenda de flores, los cabezudos, los toros de fuego, las verbenas y los conciertos al pabellón…Bellos momentos!! Cuando tenia dos días libres, pillaba el avión o el tren y me bajaba a Caspe. ¡Libertad y oxígeno!

Ahora las cosas han cambiado, pero intento bajar una vez por año, y mi temporada  preferida es la primavera, ver la naturaleza "despertarse", oler las fragancias a mi alrededor…

Ya me falta menos para pisar tierras mañas…y compartir buenos momentos con la familia y amigos.

Un abrazo fuerte y nos vemos pronto por Caspe
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La Rondalla San Antonio es, hasta que se demuestre lo contrario, la agrupación musical más importante que ha tenido Caspe a lo largo de su historia. Nacida bajo el manto de la Tercera Orden Franciscana, fue, por encima de premios y éxitos musicales (que los hubo, y de renombre), un lugar de encuentro y de aprendizaje vital para más de un centenar de jóvenes caspolinos, de origen humilde en la mayoría de los casos. Todavía son muchos en Caspe los que pueden decir, con orgullos, que gracias a la Rondalla San Antonio vieron el Mar por primera vez. O, aún mejor, que entre aquellas largas tardes de ensayos y esfuerzo encontraron la persona con la cual formar una familia. Es el caso de Tonecho, que nos escribe desde la lejana Andalucía para felicitarnos por nuestro proyecto. "Si es para mejorar Caspe, lo que haga falta", nos dice. Qué más se puede pedir.      

Antonio López "Tonecho"

En Caspe pasé unos años extraordinarios. Tan extraordinarios fueron que, a día de hoy y después de pasar muchos años, sigo teniendo amigos, amigos que por otro lado son los únicos que me conocen por Tonecho, nombre por el que me llaman todos mis familiares. Tuvimos la suerte -mis hermanas y yo- de entrar en la Rondalla San Antonio. Eramos una familia muy bien avenida, nuestros viajes, nuestras actuaciones siempre eran de triunfo y no lo comento sacando pecho, lo comento con mucho orgullo, ya que tocábamos, bailábamos y cantábamos muy bien. Las hemerotecas están para poderlo comprobar. Además de todo eso, teníamos nuestros paseos y nuestros bailes con la orquesta Bahía. En fin muchos y muy bonitos recuerdos de Caspe. 

Últimamente hemos estado con bastante frecuencia, sin faltar, como no podía ser de otra forma, a nuestras citas de los aniversarios de la Rondalla San Antonio, con nuestros pasacalles correspondientes y sobre todo poder reunirnos todos los antiguos componentes de la rondalla. Aunque no soy Caspolino de nacimiento, me considero de corazón. Y con ésto queda todo dicho. 

Un fuerte abrazo a todos los amigos y conocidos de Caspe desde esta tierra también buena como es Andalucía a la que os animo a conocerla, siempre que no sea verano...

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Seguimos. Toca volver a Zaragoza, lugar de residencia de José Angel Serrano Pedrós, que nos quiere comentar lo siguiente:

José A. Serrano

No soy caspolino de nacimiento. Nací en Alcañiz, pero a los dos años mis padres me llevaron a Caspe. Por lo tanto, me considero Caspolino.

Cuando acabé de estudiar, a la hora de encontrar trabajo en Caspe fue tarea difícil, de modo que tuve que marcharme. Tampoco me fui muy lejos, a Zaragoza, y allí llevo trabajando 24 años como conductor de 
autobús urbano.

Siempre que me preguntan de dónde soy, digo con orgullo que soy caspolino. Y a Caspe volveré, si Dios quiere, cuando me jubile. 

La Colegiata es impresionante, y me parece estupendo que le dote de un órgano de tubos, porque todavía la hará más importante. Además, es lo que merece una ciudad como Caspe. 

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En Caspe, como en todos los pueblos, hay apellidos con solera, perpetuados durante muchas generaciones de caspolinos. Mientras los compromisarios debatían en el Castillo quién era el mejor candidato para ser rey, entre el vecindario ya estaban los Puyazuelo, Dolader, Cubels, Albiach, etc. Esos, y otros muchos, forman parte del "mapa genético" de Caspe desde hace muchos siglos. Otro, en cambio, llevan menos generaciones, ni siquiera un siglo, pero se han asentado en nuestra ciudad como sinónimo de Compromiso, lucha, dedicación y activismo. Uno de ellos es Bru.

Cuando el 12 de enero de 2012, en el salón de la casa parroquial de Caspe, nuestro compañero Miguel Caballú exponía que necesitaríamos 135 mil euros para lograr que un órgano de tubos sonara en la Colegiata, una mujer, Asunción Bru, exclamó animosa: "¡eso no es nada para Caspe!". Esa expresión, llena de entusiasmo, de confianza y de frescura levantina, es uno de los mejores legados que Asunción nos dejó cuando, hace añora un año, se marchó de nuestro lado.

Hoy nos escribe su sobrina Cristina. Renovando compromisos e ilusiones. Y lo hace desde la tierra de Miguel Hernández, ese gran poeta al que tanto admiraba Asunción.

Muchas gracias a las dos. A Asun por su legado y a Cristina por sus palabras.

Cristina Bru

Siempre he vivido en La Murada, un pequeño pueblo de Alicante, por tanto ni nací en Caspe ni he crecido allí. Pero es el pueblo de mi padre y donde viven mis abuelos Jaime y Antonia, y gracias a esto la historia de Caspe siempre ha estado presente en mi vida, día sí y día también. Además, al menos dos visitas anuales son obligadas, en las cuales disfruto de mi familia y amigos. Considero Caspe mi segundo pueblo porque me encanta su historia, sus calles, sus barrios, su gente, sus fiestas, las historias que me cuenta mi abuela… 
Cristina Bru


No soy chica de expresarme mediante muchas palabras, pero sí soy músico, y para mí es muy importante la Música por todo lo que es capaz de transmitir. El órgano de tubos engrandecería la historia de Caspe, llenando de vida y magia la Colegiata Sta. María la Mayor, sin olvidar los sentimientos que transmitiría con su envolvente sonido a las personas presentes. 

“Sin música la vida sería un error”  Friedrich Nietzsche.
  
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Hoy recogemos el testimonio de una caspolina  que emigró, con su familia, allá por 1968. Su destino -como el de tantos otros-, Cataluña. Dora Maza Cebrián, Dorita para los que la queremos, es una caspolina ejemplar que no pierde ocasión de visitar su pueblo en esas citas que son de obligada asistencia. Por ejemplo, estas fiestas medievales. Con su hermano Armando, quien ya colaboró con nosotros, y sus sobrinos, ha empleado el fin de semana en recorrer el máximo de sitios, saludar a viejos amigos, rondallistas de San Antonio y, en definitiva, disfrutando de su pueblo como solo saben hacerlo quienes se pasan gran parte  del año echándolo en falta.

Dora Maza

No puedo decir mucho, ya que no conocí el órgano ni recuerdo que quedara ningún vestigio de él cuando vivía en Caspe. Pero sí sé que mis padres lo recordaban, porque decían que en aquellos tiempos era de los más bonitos que existían y que era una lástima que no se pudiera recuperar. 
Dora Maza

Os doy la enhorabuena por la labor que estáis desarrollando para ponerlo en marcha. Sois unos jabatos y nos sentimos orgullosos de que al menos una parte de la gente de nuestro querido p ueblo dedique tanto tiempo y esfuerzo en sacar el proyecto adelante. Ya es hora de que digamos, con orgullo, que se ha hecho porque los caspolinos quieren de verdad a su pueblo. Y cuando hablo de caspolinos me refiero tanto a los nacidos allí como a los que, sin haberlo hecho, llevan mucho tiempo y se consideran del pueblo y ayudan en lo que pueden.

Ánimo y adelante! Cuando esté colocado se tendría que conseguir que lo sacara un programa de TV nacional, para que toda España lo conociera y supiera cómo se ha logrado. A lo mejor vendría mucha gente a verlo.

¡Viva Caspe y su gente!

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Desde hace dos años, Oviedo tiene la inmensa suerte de acoger entre sus habitantes a Belén Plana Sancho, una de las caspolinas más risueñas y joviales que conozcamos. Desde allí nos manda estas bonitas líneas, imaginamos que con la vista puesta en las próximas Fiestas del Compromiso. Hay citas que todos llevamos marcadas en nuestras agendas.
Belén Plana

Allí donde voy pregono el nombre de Caspe con mucho orgullo. No es un pequeño pueblo del Bajo Aragón, es un lugar con mucha historia, la cual debe de ser contada. Uno de sus preciados lugares para visitar es nuestra Iglesia Santa María la Mayor, en ella he vivido muchos momentos, empezando por mi bautismo y acabando con mi confirmación, además de formar parte del coro durante varios años entre otras cosas. Del coro, de la música y del proyecto de Crowdfunding o Micromecenazgo colectivo para reponer el órgano quería dedicar ahora unas palabras. Cada una de las celebraciones que se ve acompañada por una melodía, se transforma, florecen sentimientos por parte de los artistas y de los invitados. Las notas rebotan en las altas paredes de piedra y se expanden por todo el lugar, si hace años ocurría esto gracias a un majestuoso órgano ¿por qué ahora no? De ahí este maravilloso proyecto financiado por todas aquellas personas que quieran colaborar y de esta forma, cada una de las celebraciones, religiosas o culturales, se vean recogidas por este instrumento musical de gran índole.

Belén Plana
Cuando hace dos años me fui a estudiar a Oviedo, conocí a mucha gente, la mayoría de fuera de esta ciudad, pues como yo, empezaron una nueva etapa de su vida alejados de su ciudad natal. Me encantaba ese amiente tan variado y juvenil, donde todos compartíamos nuestra vida. En este “nuestra vida” tiene volumen Aragón, Zaragoza y Caspe. A todas, las que luego se convertirían en mis nuevas caras conocidas, les hablaba de estos lugares, de su encanto, de su buena gente, de sus rincones, de las noticias más populares y de un largo etcétera. Una vez sales de tu círculo de origen y cuanto más alejado estás de él corres el riesgo de echarlo de menos, de recordar lugares, anécdotas y festejos entre otras, de llorar por no estar con los tuyos y de sonreír pensando en el reencuentro.

Ahora sé que, aunque la distancia sea grande y con el tiempo surjan cambios, me siento una persona tremendamente afortunada por mis raíces, tanto en lo que incumbe a mi familia como al lugar de donde vengo.

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Hay personas que están ligados a Caspe como anclas en la arena. Alfonso Desentre es, sin duda, una de ellas. Fue un excelente médico de varias generaciones de caspolinos, que tuvieron en la casa del Cine Goya una puerta abierta. Hoy nos escribe un hijo de Caspe y de Desentre. Alfonso -que lleva con orgullo el nombre y el apellido de su progenitor- nos habla de su infancia en Caspe, de sus deseos de volver, de su ilusión por seguir vinculado a esta tierra a veces madre y otras madrasta. Celebramos enormemente su aportación y esperamos que los dos Alfonsos venga muy pronto a visitarnos. Gracias!

Alfonso Desentre  


Nunca escuché aquel órgano.  No hay música en el fondo de mis muchos recuerdos de aquella  imponente,   más imponente aún desde la contrapicada perspectiva de mi niñez, hermosa  Colegiata: “La iglesia”. Aquella era La iglesia. Tardé en entender que hubiera otras sin aquella inmensa escalinata, iglesias a ras de suelo, ninguna como la colegiata. Mi infancia son recuerdos de domingos camino a misa en familia recorriendo la calle mayor. Mi hermano y yo  vestidos iguales, los dos con chaquetitas de lana verde y pantalones largos de espuma (nunca fui niño de pantalón corto), mi hermana en brazos de mi madre ,casi jugando todos a tapar la calle. Recuerdos de miércoles de ceniza al salir de  las escuelas, de jugar en las últimas filas a fabricar  pistolas con pinzas de tender, de mirar a las niñas sentadas por delante, inaccesibles, tímidas. Allí fue mi primera (y lamentable) “actuación” recitando “Yo quiero ser misionero”, algo parecido a un poema que el director me encargó  leer y que lo hice apresurado y mal, lejos aún de imaginar cual sería un día mi profesión y mi vida.

Alfonso Desentre jr.
Viví hasta los doce años en “la casa del cine”. Y puede decirse que el cine era mi segunda casa. A las tres de la tarde ya había película y allí bajaba  a empaparme de ficciones, casi a medio comer.  Ese cine-Teatro Goya es también un lugar especial para mí. He vuelto varias  veces  a llevar mi teatro y nunca ha sido una función más. Hace diez años ya que no me subo a ese escenario, y me duele. No sé qué voluntades o falta de voluntades lo han querido así.

Pero uno aún tiene sueños, pequeños sueños, y uno es llevar a Caspe esa tierna y poética fábula que he paseado casi por medio mundo: la historia del  vagabundo que lucha por devolver en la iglesia la suma de dinero prestada un día por un misterioso desconocido, apartado una y otra vez de su camino. Revivirla delante del pórtico de la colegiata, ver caer de su torre las flores de papel mientras suena en su muerte “flores blancas” de un nuevo, majestuoso órgano sonando en su interior es un íntimo sueño posible.

Y mi deseo aún mayor es que ese órgano llegara a tiempo para los ancianos y débiles oídos de mi padre, el médico de Caspe tantos años, caspolino de vocación y melómano toda su larga vida. Para él, para todos, para las nuevas generaciones y los que están por llegar, ojalá  suene, pronto.

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Carmen Gavin Fraguas es una de esas caspolinas que, alejada desde hace mucho tiempo de su Caspe natal, su Amor hacia el pueblo, lejos de diluirse, va creciendo poco a poco. Dice sentirse orgullosa de ser "caspolina hasta la médula", y a nosotros nos conmueven estas manifestaciones. No es menos cierto que uno, a vaces, no es de donde nace sino de donde pace; pero nadie olvida el suelo por el  que ha dado sus primeros pasos, los rostros de una infancia feliz, las calles por las que corría en plena libertad, los olores del campo mojado y los sabores del primer beso, la lealtad de las primeras amistades, etc. Carmen, con su testimonio, nos transmite todo esto. Por eso, y por su compromiso con cualquier iniciativa que suponga una mejora de nuestra ciudad, queremos darle hoy las gracias.

Mª Carmen Gavin

He colaborado en el micromecenazgo junto a mis hermanas Paquita y Milagros, que residen en Zaragoza, y yo llevo 37 años viviendo en Terrassa (Barcelona).

Carmen, en el Castillo del Compromiso
Nací en la Calle Baja n.40, al igual que mi hermana Paquita, mi madre Francisca y mi tío Tomás. En la misma casa falleció mi abuelo Francisco Fraguas, nació, vivió y murió mi abuela Manuela Moliner, sus hermanos, su madre y su abuelo.

Cuando oigo o pienso “Caspe”, para mí es todo lo que soy, mi base. Porque a pesar de haber estado sólo hasta cumplir los 18, el paso de los años no ha podido con el sentimiento tan profundo y el orgullo que tengo de ser caspolina hasta la médula. Cómo recuerdo la Colegiata, cuando cantaba en el coro, en las misas con mis compañeras del colegio de Santa Ana y la Hermana Carmen.

Según los datos de que dispongo, desde mis tatara-tatara-tatara-tatara-abuelos (6generaciones) hasta mis abuelos, todos escucharon el anterior órgano de la Colegiata, yo quiero oírlo como ellos, posiblemente mi padre José Gavin lo escuchó y también deseo que lo oigan, mi madre, mis hermanas, mi hija Leticia, mis sobrinos Carlos y Lucía, mis nietos y los hijos de mis nietos.

Que su música sea como un bálsamo para aligerar nuestra mochila y aparcar nuestro pasado. Que sea alimento para nuestra alma y borre tanto dolor que supuso tantas pérdidas, y poder compartir algo en común. De todos y para todos. Y sea un punto de encuentro.

Aprovecho la invitación para escribir estas líneas, para decir: “Caspolinos, no podemos dejar este proyecto a medias. Cualquier colaboración, por pequeña que sea, será importante”.

Agradezco a ese puñado de caspolinos empeñados en seguir adelante, a pesar de todas las trabas, el gran esfuerzo en momentos tan difíciles de ilusionarnos con este y otros proyectos.  Gracias por estar siempre ahí, desde aquí.

¡Nos vemos el día de la inauguración!

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Pablo Ramos Moreno es uno de esos muchos jóvenes que aprendieron en Caspe la libertad "asilvestrada" de los veranos en el pueblo. De origen caspolino, por vía materna, ha corrido los toros de fuego y de verdad, ha jugado en el corralico, se ha divertido por nuestras calles y plazas, ha participado en peñas y colectivos desde muy niño. Afincado en Palencia, para muchos, los que no lo conocéis, será quizás un joven más, como tanto otros hijos de Caspe; para los que os suena, es el sobrino de la señorita Irene, de las anas ; para los que le conocéis es Pablo, uno de los cabecillas de los míticos prinagus; pero para los que nos hemos criado con él, y le queremos, es Pablito, el nieto de Paqueta la finoja. El "del medio". Un icono de la calle Nueva, vamos.

Pablo Ramos

Aunque no nací allí siempre he considerado Caspe como mi pueblo. Corriendo por mis venas un 50 % de sangre caspolina siempre he tenido claro qué responder cuando me preguntan "¿cuál es tu pueblo?" Es en Caspe dónde he pasado algunos de mis mejores momentos, mi infancia, mis veranos, el lugar donde encontré a aquellos primeros amigos, que aún conservo, y mi destino preferido para pasar unos días siempre que mis obligaciones me lo permiten. Y aunque debiera ser tarea sencilla, se me hace muy difícil escribir de “mi pueblo” o de cualquier cosa relacionada con él… son tantas cosas las que se pasan por mi cabeza, tantas historias, tantos recuerdos, tantas anécdotas…

Caspe es parte de lo que soy y parte de quién soy. Siempre la tengo presente y siempre intento estar al tanto de lo que allí acontece. Me siento orgulloso de que aun haya gente que se preocupe por conservar lo nuestro y, más aun, de que a aquellos que no vivimos el día a día caspolino también nos hagan participes de ello.

La Colegiata Sta. María la Mayor es especial para mi familia. Allí se casaron mis padres -palentino él (de Cervera de Pisuerga), caspolina ella-, por lo que se convierte en un punto muy importante de mi relación con Caspe. Alguno podría decir que fue allí donde se gestó el comienzo de mi existencia. Un lugar hermoso y carismático que gracias a unos pocos, que luego fueron más y que espero acaben formando “legión” será dotada, convencido de ello estoy, con una nueva pieza, el tan deseado órgano, que agrandará su belleza y hará las delicias de vecinos y turistas, de melómanos y curiosos, en resumen, de todo aquel que por allí se acerque. Esperemos que el sueño se haga realidad.

¿Qué más decir? Prefiero el día en que en vez de hablar o escribir podamos observar y escuchar. Con la ilusión de que el órgano resuene en todos los rincones de nuestra colegiata, recibid un abrazo a todos y seguid adelante.

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Maria José Sanz Herrero es una bellísima caspolina que lleva tres décadas fuera de su ciudad natal. Mujer de mundo, actualmente alterna su residencia entre dos grandes ciudades: Madrid y Washington. No dudó a la hora de aportar su granito de arena a la consecución de este proyecto, ni  tampoco cuando le ofrecimos que nos escribiera unas líneas. Ahí van!

Caspolina ausente durante treinta años, ahora más cerca de mi pueblo, pero en ocasiones mucho más lejos. Eso sí, ni un solo año desde que me fui he dejado de visitarlo. Mis amigos, mi familia, mis recuerdos… Aunque mi marido y mis hijos no son caspolinos, se sienten como tal. Siempre les digo que cuando me muera quiero ser enterrada en Caspe.


En la Colegiata me bautizaron, hice mi primera comunión y también me casé. Me siento feliz de este proyecto y del esfuerzo y la ilusión que los caspolinos están poniendo para poder disfrutar muy pronto de nuestro órgano. Estoy segura de que cuando esté, ese día será algo grande para nuestro pueblo. Poder asistir a la Colegiata para escuchar y disfrutar de tan colosal sonido. 

Muchas gracias a todos los que estáis trabajando en este tan grandioso proyecto y espero poder estar presente en este gran dia.

Un saludo y un beso muy fuerte para todos.
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Podemos decir de Victor Gavín Barberán que es un marinero de agua dulce que aspira a serlo de agua salada. Ha cambiado su Caspe natal por el Ferrol, donde estudia Arquitectura Naval. De pilotos su barquita en el Mar de Aragón quiere pasar a algo mucho más grande. Pero, por lejos que le lleve su profesión, en la Ciudad del Compromiso tendrá siempre un ancla para reposar y pisar suelo firme. Muy vinculado con la música (su tío es profesor de pianp y su abuelo formó parte de la Banda de Música en la inmediata posguerra), nos manda estas líneas desde tierras gallegas. Boas noites.

Victor Gavin

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. He estado viviendo en Caspe hasta hace dos años y medio, pero me marché para seguir formándome. Ahora vivo en Ferrol. Solo puedo volver cada Navidad y Semana Santa, unos días, y un par de meses en verano. Siempre tuve claro que acabaría partiendo, pero nunca me paré a pensar en las consecuencias. Uno echa mucho de menos la ciudad que lo ha visto crecer y, sobre todo,  a la gente que lo ha hecho persona. Soy realista y admito que mi futuro no está en Caspe, probablemente tampoco en España, así que cada vez podré volver menos. Es por ello, por lo que he querido comenzar con: uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, porque cuando estas fuera es cuando uno realmente se da cuenta que tiene raíces.

Victor Gavín
Desde la distancia las cosas negativas se olvidan. Como si de un cuento se tratase, recuerdas Caspe y tiendes a idealizarlo, lo imaginas diferente, perfecto y extraordinariamente bello. Una de nuestras posesiones más bellas es nuestra colegiata, yo creo que representa algo así como un nexo de unión entre todos los caspolinos. Todos, creyentes o no, estamos vinculados a ella. Y no solo nosotros, también nuestros padres, abuelos, bisabuelos... La colegiata lleva siglos siendo el nexo de unión entre nosotros, caspolinos. Es nuestro símbolo y seña de identidad. Sin embargo, hubo un día en que nuestros antepasados la pudieron contemplar de una manera diferente, más bella si cabe, hasta que la barbarie del ser humano intento acabar con el símbolo de nuestra ciudad: uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Tenemos la oportunidad de revertir el proceso y de sanar heridas que en la guerra quedaron maltrechas.

Ojalá que, desde la distancia, dejemos de idealizar Caspe y entre todos lo convirtamos en un Caspe ideal.

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Rafael Rodríguez Ranera, que reside en Chile, hijo de Caspe por parte materna, pues su madre nació allí, y todos sus hermanos, y allí casó la madre de ella, natural de Peñalba, lugar a donde viajó en 1948 un joven de Caspe y en bicicleta, aunque su cortejo él lo anunció muchas veces como visita de cartero, no obteniendo siempre igual efecto. Nació el amor en Caspe y con él la familia Ranera Ereza, que marchó a Zaragoza al trasladarse él en el año 1967. Hoy, Rafael, ilusionado con este proyecto, nos manda unas líneas desde el otro lado del "charco". Gracias!!

Rafael Rodríguez

Mi abuelo Antonio falleció estando yo en Chile. Cosas de la vida. Quiero tenerlo presente en la honrosa tarea por el patrimonio de Caspe. Patrimonio quiere decir "recibido del padre". En mi caso, del padre de mi madre. Patrimoniales fueron sus memorables historias, imágenes de sus años en Caspe, y su deseo manifiesto de no haberse marchado, o de regresar. Siento que, aun en Zaragoza, esas raíces, prolongadas, son las mías propias.
Rafa, con su niña.
En mi vida, dedicada a la música, siempre miré al pueblo. Conseguí trabajar como profesor de música y piano en el Bajo Aragón, el histórico y grande. Trabajando feliz en muchos de esos lugares me casé y fuí padre. Mi esposa, que trabajó en Caspe en televisión local, se enamoró del Bajo Aragón, de las tierras del Ebro, de los caracoles y del buen aceite. Fueron para mí, igual que para mis abuelos, unos años entrañables. Ahora, pasado el tiempo, nos entretiene imaginar la vuelta.

Hoy vivo en Chile, un país nuevo, cuyo patrimonio no se remonta más allá de dos siglos, contadas excepciones. Me encuentro rodeado de empresas florecientes, de recursos que parecen inagotables. Cuando viajo a España mi alma, contenta, respira vergeles y regadíos más antiguos que nuestra lengua, murallas y caminos de mil y una historias, nombres de origen árabe, romano... Y es que lo más áspero de la vida es sacrificio y amor en los bancales que el Hombre, convertido en Dios, ha domado con respetuosa paciencia, con muros de piedra seca, día a día y siglo a siglo. Pareciera la mano tan vieja como los olivos. Nuestro tesoro es el patrimonio. Es lo que nos caracteriza, lo que nos hace.

He tocado los órganos de Monroyo, Cerollera, Fuentespalda... son todos diferentes. Imagino el órgano de Caspe de escuela española, siglos XVII o XVIII, con fanfarrías horizontales... de al menos 12 pies y con pedal... una maravilla. Hoy día se han modernizado, pero cada órgano es único, no hay dos iguales. Debe adaptarse a la acústica, al espacio. Sonarlo será como invocar a lo inmaterial, rememorando profundos sonidos, vibrando el suelo de roca y las columnas verticales.

Cuando el patrimonio sufre, repararlo, y cuando se destruye, recuperarlo, o a lo peor, recrearlo. Lo contrario es dar por perdido el testigo antes de entregarlo; olvidar el amor, el tiempo, la existencia... de nosotros mismos.

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Otro caspolino de pura cepa, Abel Poblador Poblador, nos escribe hoy desde tierras leridanas para apoyar el proyecto del órgano de la Colegiata y para reivindicar la importancia de la Música, con mayúsculas, en cualquier sociedad que se precie de serlo. Y nosotros lo suscribimos, de pe a pá. O, mejor, de Do a Do.

Abel Poblador

No hace falta hacer un gran artículo para defender el proyecto que tenemos entre manos. Todos sabéis que desde bien pequeño he estado ligado al mundo de la música, ya que siempre he estudiado piano y es algo que me acompaña allá donde voy. Aunque no pueda dedicarme a ello, suelo sacar algo de tiempo para ensayar.

Abel Poblador
Lo que quizá muchos no sepáis es que he tenido la ocasión de tocar el órgano varias veces en la colegiata. Empecé con diez años para la boda de mi tío y a partir de entonces he interpretado desde la marcha nupcial de Mendelssohn o el Ave María de Schubert hasta obras clásicas para el pregón de Semana Santa.

Actualmente existe un órgano electrónico sencillo, pero cuando suena todos las estancias de la iglesia se inundan de un sonido intenso. Las propias paredes favorecen la reverberación y la música suena de forma imponente. La Colegiata Santa María la Mayor fue diseñada antaño para ser un epicentro de grandes celebraciones (como bien recordamos todos los meses de junio) y no se olvidaron de tener en cuenta las cuestiones relacionadas con la música.

En lo referente al nuevo órgano de tubos, ¿os imagináis cómo podría sonar? Si uno tan simple ya puede transmitir tanto, ¿cómo sería con uno creado por todos nosotros? Me siento contento de haber formado parte hasta ahora de la historia musical de la colegiata y muy orgulloso de poder colaborar, ahora que me han brindado la oportunidad. Este proyecto supone un punto de inflexión en la evolución misma de Caspe. Todo el pueblo unido en una ilusión común y demostrando que juntos somos una "Ciudad de Compromiso".

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Nuestra mecenas de hoy es una caspolina que reside en Zaragoza, donde ha formado una familia y donde trabaja como docente. Ana Samper Dolader (con esos apellidos no puede ser de otro sitio que no sea Caspe) viene a su pueblo tantas veces como puede. Se nota que ha sido feliz corriendo por sus calles, yendo al colegio, jugando con los amigos, etc. Le ofrecemos la opción de contarnos algo, y ésto es lo que nos dice:

Ana Samper


Nunca podré sentir que soy una caspolina ausente. Sé bien que en Caspe están mis raíces. Y que allí me esperan siempre mi madre, mi abuela, casi toda mi familia. Que allí es donde vuelvo, cada vez que tengo ocasión. 

No, no me he ido de Caspe, no del todo. Ni quiero. Guardo como un tesoro muchos recuerdos felices asociados a mi pueblo. Una no podría, ni querría, marcharse de un lugar en el que ha disfrutado tanto con esas pequeñas cosas que lo son todo. 

Cuando pienso en Caspe me acuerdo, casi siempre, de la Colegiata.
Veo de nuevo a mi abuelo cuando me contaba cómo volvieron a abrirla tras la Guerra Civil. Todos dejaron las faenas del campo a medias, porque lo primero es lo primero, y había que volver “al pueblo” desde la Herradura para no perderse esa fiesta. 


También vuelve al pensamiento mi padre, y es una bendición que lo haga, poder sentir que lo traigo de regreso cuando pienso en Caspe. Mi padre, que tan unido estuvo a la Cofradía del Santísimo, sacando su medallón de cofrade de la pequeña caja roja donde lo guardaba con mimo infinito y mostrándomelo, enseñándome a disfrutar de los recuerdos y los afectos compartidos.

Escucho de nuevo las palabras de mi madre, relatando cómo de muchacha salía acompañando a la Virgen y que así continuó haciéndolo hasta el día de su boda. También la alegría de años más tarde, cuando pudo retomar aquella costumbre tan querida porque se autorizó a las mujeres casadas a salir en la procesión. 

Me encuentro a mí misma, en la niña que fui, deseosa de que llegara la primera Semana Santa tras la Comunión para poder sumarme a la procesión con la Virgen. No he cambiado. Sigo manteniendo a los treinta y cuatro años la misma ilusión, ganas y sentimiento de entonces. Aunque pase el tiempo y vayan quedando atrás tantos Martes santos, sigo viviendo un momento mágico al subir la calle Mayor detrás del Nazareno

Ahora creo que me corresponde transmitir ese mismo sentimiento a mi hija, para que ella un día cuente con todos esos pequeños recuerdos, tan valiosos, asociados a nuestra tierra. Aunque solo debo recordar su tristeza inocente el último Viernes Santo, cuando supo que la Virgen no saldría por la lluvia, para saber que no será muy complicado.

Yo no llegué a escuchar las notas graves del órgano de nuestra Colegiata, por eso quiero hacerlo ahora. Me gustaría que esa Colegiata que me ha acompañado en las ocasiones más importantes de mi vida lo siga haciendo, con ese guardián lleno de música que será un poco de todos y para todos.

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Adrián Gavín Arcos es un joven caspolino que vive en Bolonia de modo temporal, por motivos estudiantiles. Desde allí nos manda unas sinceras líneas, que reproducimos a continuación.

Adrián Gavin
Soy estudiante de Historia. Me encanta la Historia, quizá por eso estoy estudiando en la universidad más antigua del mundo, la de Bolonia, pero si me gusta es porque he tenido la suerte de pertenecer a un pueblo con muchísima trayectoria histórica. También habrá influido estudiar en el Colegio Compromiso de Caspe, situado entre el castillo y la colegiata, sobre los restos del antiguo convento, e incluso el propio colegio contiene muchísima importancia en nuestro pasado.
Adrián Gavin

Por este motivo cada vez que en Caspe se produce algún hecho importante para nuestra cultura es importantísimo apoyarlo, ya que muy pocos lugares pueden presumir de tener tanta historia como Caspe.

La colegiata con el órgano tendrá más solemnidad y todos sabremos como suena un órgano de tubos auténtico, con la gran acústica que tiene nuestro templo. Será toda una delicia para los amantes de la música y también para aficionar a los no adeptos, pues nadie ha tenido el placer de escucharlo desde antes de la guerra civil. Nuestra colegiata tendrá mayor valor si cabe y orgullosos nos podremos sentir los caspolinos de haber podido entre todos tener nuestro propio órgano y de poderlo mantener.

Ya me imagino el día de la inauguración, sonando la Toccata y fuga en re menor de Johann Sebastian Bach, y cómo a la mayoría de la gente se le pondrán los pelos de punta y a alguno que otro se le saltarán las lágrimas de ver y oír lo que entre todos los caspolinos se ha conseguido, unos por la gran idea que un día tuvieron, otros por el apoyo que le dieron, otros muchos por la colaboración económica y personal que pusieron, y la totalidad del pueblo de CASPE orgullosos por saber que si queremos, podemos.

Un saludo para todos desde Bolonia, Italia.

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Se fue de Caspe, junto a sus padres y hermanos, en 1970. Su profesión le ha llevado a vivir un cuarto de siglo en Euskadi, aunque actualmente trabaja en Gijón. Pero cuando habla de su pueblo, a Carlos Juan Borroy le pasa como a Luis Cernuda cuando hablaba de su tierra desde el exilio. Las palabras, los recuerdos, los sentimientos, destilan emoción y anhelo de encontrase a cada paso del camino. Su testimonio sirve de homenaje a la generación de caspolinos a la que se le arrebató el órgano de la Colegiata, para la siguiente, que vivió con él en el recuerdo o en la boca de sus padres, y para la actual, que tiene la oportunidad de recuperarlo.

Carlos Juan

Carlos Juan, con "su" Nazareno
Caspe es mi patria. Hace 47 años que nací en la misma casa que nació mi padre, Manuel Juan, sus dos hermanos, Pilar y Emilio, y donde convivieron mis abuelos Emilio Juan y Pilar Jover, junto a su hermano Bautista Jover y mi bisabuelo del mismo nombre.
Estamos hablando de cuatro generaciones de caspolinos que, aunque a las dos últimas el destino las haya desperdigado por Lleida, Zaragoza y Gijón (en mi caso), llevamos a Caspe en el corazón. Somos aragoneses.

La frase Caspe Música y Compromiso nunca pudo ser más acertada, porque todo lo que tenga que ver con Caspe lleva implícito el Compromiso. Por historia y porque los caspolinos tenemos la obligación de ser así: comprometidos con nuestro pueblo, con nuestros vecinos y con todo lo que contribuya a hacernos crecer y ser más grandes. Caspe tiene una de las historias más grandes de España. Por eso figura el Compromiso de Caspe en el azulejo de la Plaza de España de Sevilla construida con motivo de la Expo Universal de 1929.

El órgano de tubos, colosal, es algo que a los jóvenes y no tan jóvenes nos cuesta imaginar, pues el desastre de 1936 se lo llevó por delante. Pero nuestros abuelos y bisabuelos vieron y escucharon sonar en ese magnífico espacio nuestro órgano. Porque ya por entonces era nuestro.

Cuando entro en la Colegiata, irremediablemente busco con la mirada la imagen del Nazareno. Curiosamente, a continuación, no vienen a mi mente escenas vistas o vividas por mí en ese templo, sino que pienso en mis abuelos, en sus bodas, u observo la Pila Bautismal donde fuimos bautizados mis antepasados y yo. Cuento esto porque cuando subo esa escalinata y entro en el templo veo subir a mis padres el día de su boda, con todos sus amigos y familiares, los de la calle Vieja y Borrizo, compañeros ferroviarios (cuando esa palabra no estaba tan devaluada como ahora) de mi abuelo Valentín, compañeros del Cuerpo de Correos de mi padre, la familia Fortuño, que daba trabajo y cariño a mi madre,  Herrero el marmolista…

Mi madre cuenta emocionada cómo sonó la Marcha Nupcial, tocada con algún pequeño órgano ese día por el Sr. Alloza, profesor del Instituto y encargado de la Biblioteca Municipal. Parece ser que ese órgano lo solía tocar Mosén Antonio del Cacho y Tiestos.

Tenemos una obligación moral con nuestros antepasados y la vamos a cumplir.

Terminar por expresar mi admiración y respeto hacia Miguel Caballú por su iniciativa, para todo el equipo que trabaja desinteresadamente por un tema que cambiará la vida cultural de Caspe, porque se haga bajo la supervisión de un párroco caspolino comprometido con su pueblo, Sergio Alentorán, y mandaros a todos un fuerte abrazo cargado de un mensaje de ilusión y confianza, de alguien que seguirá viviendo con los pies un palmo sobre el suelo y Caspe en el Corazón. 
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Hoy nos complace recibir el testimonio de un caspolino muy especial, uno de esos niños de posguerra que marcharon en los difíciles años 60, cuando todavía resonaban ecos de una contienda fraticida que se llevó por delante tantas cosas, y cuando ya era inevitable la presencia de un macropantano que sepultó bajo sus aguas tantos hogares.

Armando Maza Cebrián fue niño y adolescente en Caspe, como su hermana Dorita, y nunca ha olvidado, aunque lleve fuera 45 años, sus raíces, su calle Nueva, sus amigos, su pequeña patria.

Armando Maza

Armando, con uno de sus nietos
Recuerdo que, hace muchos años, mis padres me comentaban que en la Colegiata había un órgano de tubos. A mí me parecía una cosa asombrosa, pues no había visto nunca un órgano, y menos de la forma que me lo describían.

Cuántas veces soñé que eso se hiciese realidad, pues tal como se veía la evolución del pueblo me parecía una utopía un poco menos que imposible. Y cuál fue mi sorpresa, que ese sueño se realizaría...
Ahora parece que va en serio, lo que al principio parecía un proyecto un poco complicado va tomando base, y por fin veré mi sueño realizado. Desde que vi lo que se estaba proyectado me empecé a ilusionar, y lo he estado siguiendo con mucho interés. Es una grata satisfacción saber que tu pueblo va a más.
 

Como terminaba una poesía de aquel gran hombre que fue Florencio Repollés Julve, me despido. 


Ese Caspe que quisiera,
lo veremos con el tiempo,
ya que todo se consigue con fe,
constancia y anhelo.

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Hoy nos escribe un joven mecenas, Darío Puyuelo Burillo. Tiene toda su familia materna en Caspe, es miembro de de nuestra Banda Municipal de Música y actualmente se prepara en el Conservatorio Superior de Zaragoza para ser un excelente músico. Mucha atención, porque este chico promete...

Darío Puyuelo
Dario Puyuelo
Es motivo de júbilo para todo caspolino que un órgano presida, de nuevo, nuestra Colegiata. Y es que no se concibe tan singular monumento sin el alma musical que el órgano representa.

El gran maestro del Barroco, Johann Sebastian Bach, eligió este instrumento para multitud de composiciones, que pretendían ensalzar la figura de Dios. Y es que el órgano es un instrumento mágico, divino. ¿cómo describir con palabras ese torrente de energía, ese vendaval de sonido que producen todos los registros del colosal artefacto sonando juntos? Sonidos graves y redondos pero también agudos y brillantes, volando juntos entre los muros de la Colegiata.

Verdaderamente es una sensación increíble, que dentro de poco todos podremos disfrutar gracias al excepcional trabajo de la junta gestora de “Caspe, Música y Compromiso”. 

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Nuestra mecenas de hoy, Mercedes Caballud, es una entusiasta caspolina que desde hace mucho tiempo vive "debajo del Monte Perdido", que diría la Ronda de Boltaña, pero permanece estrechamente ligada a su ciudad natal. Muchos caspolinos la recordarán por su actividad docente. Aquí tiene a la mayoría de sus amigos y familiares, empezando por un hermano que está empeñado en ORGANizar a todo lo que se mueve.
Merche Caballud
Mercedes Caballud
A mis padres y a  mi abuelo Miguel, a mi tío Manolito, les gustaba la música: cantaban, silbaban, tocaban -modestamente- algunos instrumentos,  escuchaban discos. Y a mi hermano y a mi nos dejaron muy adentro esa afición. Yo vivo muy lejos de Caspe, en el Pirineo, pero me llegó enseguida el sonido total e invasivo del futuro órgano de Caspe por vía fraterna. Me imaginé enseguida sentada en uno de aquellos duros bancos de las misas de mi infancia y oyendo hermosos conciertos, rodeada de las piedras que me sensibilizaron, antes que los libros, hacia el arte y la belleza. Yo creía que la Iglesia de Caspe (lo de “Colegiata” vino después y no me sale) era un monumento único y de primera categoría. Afortunadamente estaba equivocada y el mundo está lleno de bellezas góticas mucho más aparatosas y celebradas. Pero sólo en Caspe, descubrí por mi misma las perspectivas para mirar, la pureza de las líneas, la oquedad misteriosa de las naves en la altura.

También la música está en todas partes y, por suerte, la disfrutamos. Pero es un regalo inmenso y algo tan “inútil” como hermoso tener cerca un órgano y de vez en cuando un buen organista que lo despierte... Son esos milagros gratuitos que nos consuelan, nos acarician en medio del ruido, no siempre armonioso, de la vida. Así que, desde el principio, estoy a favor de este proyecto e impaciente porque llegue a término.

Ójala que  la buena música llegue a todos y que ese magnífico espacio, antaño ilustrado musicalmente por el querido Señor Alloza, goce de todos los tubos y teclas que hacen falta para llenarse de sones diversos... y ¡viva el crowfunding, una esperanza de vuelta a las cosas comunes y a los apoyos mutuos!  Y venga el órgano de Caspe a nuestras vidas en sensibles interpretaciones.    

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Nuestro mecenas de hoy nació hace 32 años en Zaragoza. De familia caspolina, vivió en la Ciudad del Compromiso hasta cumplir los 5 años. Después, se mudó a Marruecos con sus padres y su hermana. Realizó sus estudios universitarios en Salamanca. Hoy en día, vive y trabaja en Madrid.Y desde allí, también se ha ORGANizado.

José Luis Ricart
"Pasé los veranos de mi infancia y adolescencia en Caspe. Recuerdo los cursos de natación en la piscina municipal, los campamentos con la asociación Sarabastall, las tardes jugando en los jardines del Sagrado Corazón con mis primos, los cursos de informática en la academia Brik, las clases de guitarra en la Casa de Cultura, mis horas de prácticas con la autoescuela... entre otras cosas. Y, por supuesto, también guardo en la memoria muchísimas anécdotas y vivencias junto a mi familia.

José Luis Ricart
Cada sábado por la tarde, mis abuelos nos llevaban a mis primos y a mí a misa. A la Colegiata.

Reconozco que, para un niño como era yo entonces, las eucaristías se hacían largas y aburridas. Sin embargo, algo las hacía más entretenidas: la música. Siempre esperaba el momento en que el coro, o los feligreses, se pusieran a cantar. De repente, me despertaba. La música lograba captar mi atención. A base de oír las letras repetidamente, llegué a sabérmelas todas de memoria. 

Hace tiempo que no voy a misa cada domingo, ni asisto a una celebración en la Colegiata. Pero no dudaré en acudir allí cuando el órgano suene entre sus muros. La música relaja, emociona y permite conectar con lo más hondo de nuestro ser. Desde un punto de vista histórico, la espiritualidad y la religión no serían nada sin los cánticos y los himnos que compusieron muchos músicos a lo largo de los siglos. 

Estoy convencido de que el órgano de tubos se convertirá en algo grande, digno de ser escuchado, ya sea tocando una marcha nupcial, música 'sacra', o acompañando a un coro. 

Para mí, es motivo de alegría contribuir a la realización de este proyecto. Y agradezco que me brinden la oportunidad de escribir estas líneas. 

Espero que cada vez seamos más y más mecenas. 

Un saludo a todos" 

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Hoy nuestra sección de mecenas acoge a una invitada de excepción, cuyo apellido está estrechamente ligado a la historia de Caspe en la segunda mitad del siglo XX, y especialmente a la Colegiata. Hablamos de Amadeo Paltor, el magnífico artista que vino a Caspe para unos meses y se quedó 14 años. Realizó, entre otros, los retablos del Carmen y de San Antonio en nuestra Iglesia Parroquial, así como "La Fuente de Valdurrios" y muchas otras obras de interés. En la Ciudad del Compromiso nació la más joven de sus hijas, Carmencita, que hoy se dirige a nosotros desde Esparraguera (Barcelona).


Carmen Paltor:


"Nací frente a la Colegiata, mi padre trabajó en ella, mis hermanas hicieron de modelos para las cabecitas de unos angelitos que hay en el altar de San Antonio, mi madre pulía el mármol y barnizaba la madera; la Colegiata formaba parte de nuestras vidas. 


Tengo pocos recuerdos del Caspe de aquella época, nos fuimos cuando apenas tenia tres años, pero una fotografía delante de la puerta de la Colegiata me hacia pensar que era preciosa.
Volví no hace muchos años, quería ver mi pueblo y, oh gracias, todavía mucha gente que se acordaba de nosotros y que podía reconocer; claro, Caspe siempre estuvo en nuestra memoria. 

Vi de nuevo la Colegiata, me impresionó: magnífica de fuera, preciosa, solemne por dentro. Quiero volver a la Colegiata y que la música llene la estancia. Por favor que sea real el órgano".


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Nuestra mecenas de hoy es una chica muy joven y con una amplia vinculación al mundo de la música. Lucia Ferrer,  hija, nieta y sobrina de músicos, solo podía dedicarse a la música, y para ello se prepara en el Conservatorio del Liceo de Barcelona. Es miembro de la Banda Municipal de Música de Caspe, junto a sus hermanos, y tienen un loro que les hace el contratiempo! No ha dudado un instante cuando le hemos pedido su opinión acerca del proyecto del Órgano para la Colegiata. Gracias, Lucia.


Lucia Ferrer:

Lucia Ferrer, mecenas ORGANizada
"Para los que vivimos sumergidos en música, la importancia de un órgano de tubos en la Colegiata de Caspe es tan obvia que nos cuesta explicarla.


Es difícil transmitir verbalmente el efecto que produce la inmensidad del sonido de un órgano. Tan completo, tan envolvente y tan redondo, que no hay rincón de una Iglesia al que no llegue, ni individuo al que no traspase. Y el eco de su final deja esa resonancia de la que nos podemos despedir tenuemente, haciéndose el silencio a la vez que la calma. Sin prisa.




Imaginar esto mismo en la Colegiata que tan bien conocemos y de la que tanto orgullo tiene el pueblo de Caspe, me produce una gran plenitud que espero sea compartida por la mayoría de vosotros.


Ojalá pueda llegar a ser real. Ese día ya no será necesario explicar nada, porque cada persona que viva o pase por Caspe podrá experimentarlo por sí mismo."
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Ralke decía que la patria de un hombre es su infancia. Allí donde creciste, jugaste, aprendiste a querer, derramaste tus primeras lágrimas, entregaste tus primos besos... Javier Oliver fue niño en Caspe, lugar donde nació y creció feliz. La vida le ha conducido por muchos caminos, pero hoy, desde Sabadell, nos escribe estas preciosas líneas.Gracias Javier.


Fº Javier Oliver - mecenas ORGANizado

 Fº Javier Oliver Cirac:


"Lo he buscado y lo he encontrado. Después de 47 años, continúa junto a mí. Con 14 años compré  mi primer disco, un single maravilloso, sublime, ¡que comienzo!  cierras los ojos y te quedas suspendido en el tiempo y te dejas caer... Comienza una carrera vertiginosa, una fuga hacia adelante, deseas que no se acabe, descansa, acaba... ¡No! comienza de nuevo, tocca y acelera… Un soplido final, se acabó, la relajación, la paz... Vuelves a la tierra, abres lo ojos, te levantas, le das la vuelta al disco y vuelves a sumergirte en una vorágine de notas, flautas, suspiros ¡que no acabe por Dios! ¡Que no acabe! pero la realidad es cruel, crac-crac, crac-crac, crac-crac... Se acabó. ¿Por qué no me compré un LP en lugar de este sencillo? Fácil, no había más dinero. ¡Siempre el maldito dinero! Pero al menos conseguí mi sencillo; mi J.S. Bach toccata y fuga en re menor/BWV565 y fuga en sol menor /BWV578, por André Marchal, en los grandes órganos de St.-Eustache de Paris. Si en un pequeño tocadiscos es maravilloso, ¿que no será escucharlo en mi Parroquia? en su órgano resoplando como un gigante por todos sus rincones, estrujando los espíritus, elevando nuestra estima mientras lo escuchamos. 



Llevo meses leyendo y  admirando el trabajo, el esfuerzo y el empeño que ponen estos vecinos, pero ¿y yo? No basta con sentirnos orgulloso de la labor de este colectivo. No lo dejemos más por pereza. Se acabó. Hoy he hecho una pequeña aportación, cuando lo escuche, algo nuestro estará sonado.

Vuelvo a guardar mi pequeño tesoro, lo voy a cambiar por un órgano."
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Resulta difícil aplicar al caspolino Iván Barberán el calificativo de "ausente". Lleva años fuera del pueblo, pero digamos que no deja de trabajar en su mejora, desde diversos ámbitos: la Jota, la Semana Santa, el deporte, la investigación de nuestro folclore... En su mente siempre bullen nuevos proyectos y nuevas propuestas para hacer de nuestro pueblo un lugar más agradable, y no se lo pensó dos veces a la hora de escribirnos unas líneas.Gracias, Iván.

 Ivan Barberán:
Iván Barberán, caspolino ORGANizado

"Caspolino ausente, o lo que ahora, a través de las redes sociales y programas de televisión podríamos rebautizar como Caspolinos por el mundo, ha sido algo que desde pequeño me ha llevado a una reflexión constante y quizás ahora, tras unos años viviendo fuera de España, pueda entender un poco mejor.



Caspolino, en cuanto a  personas, es ser natural de Caspe. También los hay que aunque no hayan nacido o vivido en Caspe, sus raíces están aquí, con lo cual son considerados también caspolinos. Y en lo referente a ausente, yo lo entiendo como algo físico, pero en ningún caso llevado ni al olvido, ni a la participación.



Quizá las palabras participación y ausente puedan parecer un poco distantes, pero cuando el objetivo es Caspe, tu gente, tus raíces, el bien común y no tanto el individual, la situación cambia.



Cuando esté proyecto vio la luz, en mi caso, como en el de toda mi familia (abuelos, tíos, primos) no entraron preguntas de si había que colaborar o no. Abuelos, Tías y cómo no nuestros padres, siempre nos han enseñado la importancia de amar a Caspe y a sus tradiciones.



Aquí, un ORGANO, una Colegiata como marco incomparable, una ilusión común por amantes de la música y la cultura, y CASPE. Creo que la combinación, simplemente es perfecta.

La situación en la que ahora vivimos posiblemente, no es la mejor para pensar en grandes proyectos a nivel individual, pero estoy convencido que la aportación individual a proyectos comunes hacen que el proyecto sea un éxito a nivel colectivo.



Y ¿quién no conoce a alguien que tenga ilusión en este proyecto?

Saludos a todos desde la fría ciudad de Núremberg, Alemania.

Iván Barberan"
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Para estrenar el mes de Febrero, tenemos un nuevo testimonio de Mª Ángeles Lázaro que aunque vive en Barcelona desde hace muchos años, su corazón, sus raíces y sus recuerdos están muy ligados a Caspe.¡Disfrutar de la lectura! y muchísimas gracias Mª Ángeles.

 Mª Ángeles Lázaro:


Mª Ángeles Lázaro

"También yo soy una caspolina ausente más, y como los años pasan sin casi darnos cuenta, llevo más tiempo fuera de Caspe que los que allí viví; pero mi infancia y juventud las pasé en el pueblo, donde siguen mis queridos padres, muy buenos amigos y muchos conocidos.



Mis raíces siempre estarán en Caspe, y participar en este proyecto con mi pequeño granito de arena me pareció una forma de mantener mis lazos con el pueblo, y además me dio la posibilidad de solicitar que figurara el nombre de mi padre en uno de los tubos. Si eso finalmente fuera posible, para mí será un pequeño homenaje a mi padre, del que tan orgullosa me siento.



Ojalá que en Caspe surjan mas proyectos de este tipo, capaces de unir y de superar desavenencias y rencillas, creando una motivación y un entusiasmo capaz de conseguir todo lo que se proponga y de ese modo nuestro pueblo y sus gentes vayan mejorando dia a dia.



Un abrazo y mis mejores deseos para todos los caspolinos"
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Por tercera semana consecutiva, una caspolina afincada en Zaragoza nos escribe para apoyar nuestro proyecto y contarnos sus impresiones. Rosa lleva fuera de Caspe muchos años, pero sigue vinculada a su pueblo, donde reside buena parte de su familia. Para los más jóvenes, os sonará si decimos que es hermana del "Mago Zapata"; para los que ya son granados, la recordaréis correteando a finales de los años 50 por la zapatería de sus padres en la calle Tudón. ¡Os dejamos con Rosa!

Rosa Castelló:
Rosa Castelló
"Me permito escribir este modesto comentario como caspolina ausente. Ausente que no olvidadiza. Mis ancestros son caspolinos por parte de madre pero por parte de padre son valencianos, y de todos es sabido el interés de los valencianos por la Música en todos y cada uno de sus aspectos y variantes. Mis padres eran republicanos y cuando yo nací, en el año 1945, no tuvieron la menor duda de llevarme al colegio de Sta. Ana (religioso), ellos decían que por higiene pero yo creo que porque en el colegio se podía estudiar Música. Mi padre trató con todas sus fuerzas de meterme en el mundo de la música. En el colegio estudié hasta 4º de solfeo, 1º de piano y hasta 3º de violín; la hermana Juanita nos llevaba al Conservatorio de Zaragoza a examinarnos. Seguramente me habría ido mejor el piano, pero los muebles que había en mi casa no iban muy acordes con instrumento tan valioso y complejo. Terminé mis estudios de música porque la hermana Juanita no podía darme más clases de violín, ya que lo suyo era el piano, la composición y la música sacra.  Formé parte del Coro del colegio simplemente por estudiar música, del Grupo de Teatro y de Acción Católica y más tarde de la Rondalla San Antonio en los Franciscanos. Podíais preguntaros: ¿Cómo con unos padres republicanos te permitían ir a Centros Cristianos? La respuesta es rápida: por amor a la música. En aquellos momentos de nuestra historia caspolina eran los únicos lugares en los que se impartía cultura, y aunque os parezca mentira (o quizá me lo parecía a mí), no te lavaban demasiado el “coco”. Incluso colaboré con un sacerdote una temporada. Acudíamos varios chicos y chicas para hacer un programa en Radio Caspe sobre religión. Quiero dar a entender que yo como buena hija de mis padres estoy a vuestra entera disposición para cualquier colaboración que necesitéis en el restablecimiento del órgano, ya que una de las músicas más emocionantes es la barroca. Para mí sería una de mis mayores satisfacciones escuchar en el Órgano nuevo de Caspe música del Padre Soler y corales."

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Eva Lázaro Aguilar es una caspolina de nacimiento y vocación que reside en Zaragoza desde hace unos años. Desde allí, nos manda unas bonitas líneas que reproducimos:

"Está claro que hay muchos tipos de espíritus, los hay inquietos y los hay comodones también. Reconozco que, en más ocasiones de las que me gustaría, pertenezco al tipo de los comodones. Pero, cosas de la vida, a veces tan sólo es necesario que uno de esos espíritus inquietos, “toc toc”, llame a tu puerta y te diga: “heyyyy, despierta!!!!”, para sacarte de tu apoltronamiento.
Quizás también tendamos a pensar “a lo grande”, viéndonos entonces superados por nuestras expectativas. Nos podemos hacer preguntas del tipo: ¿cómo voy yo a conseguir eso?, ¿cómo voy yo a cambiar las cosas? Posiblemente sería más llevadero si pensásemos en “a poquicos”. Y ésa es la clave de este proyecto: llevarlo a cabo con los “a poquicos” de “muchos”, que no necesitan ni vivir en el mismo lugar, ni pensar igual, ni tener los mismos gustos ni ideas. Lo único que necesitan esos muchos es un lugar común de ilusión y de orgullo por su tierra, por su pueblo.

Eva, caspolina Organizada!
Así que brindo, si se me permite con un poco de vino, por los espíritus inquietos, por los removedores de conciencias, por los soñadores que nos hacen creer en que todo es posible si se desea con la suficiente fuerza. Brindo por seguir teniendo ilusiones y proyectos y brindo por el esfuerzo de ir haciendo caminito al andar.
Y ojalá un día nuestros hijos y nietos se sientan orgullosos de todos nosotros y busquen y encuentren un nombre familiar entre los entresijos del Órgano."
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Maite Galindo es una caspolina entusiasta que reside desde hace muchos años en la capital de Aragón. Nunca ha perdido el contacto con su pueblo, donde tiene a toda su familia y no duda cuando se trata de colaborar en proyectos que signifiquen su desarrollo cultural.
Maite, caspolina comprometida

Ésto es lo que nos dice sobre el órgano de tubos:

"La Colegiata me parece un marco incomparable para albergar un órgano. Por otra parte me ha gustado el proyecto, genera un esfuerzo de todo aquel que se quiera involucrar, y es un patrimonio para nuestro pueblo. Seguro que nos vamos a emocionar cuando por primera vez escuchemos la solemnidad de nuestro órgano."

Seguro que sí, Maite. Y ya queda menos.

13 comentarios:

  1. Muchas gracias por vuestras felicitaciones. Nuestro objetivo es ilusionar a los caspolinos que residen normalmente fuera de nuestra ciudad y hacerles partícipes de este proyecto. Dicen que la lejanía hace más fuerte la añoranza por las raíces, y lo hemos comprobado a lo largo de este año con la aportación de más caspolinos ausentes que residentes. Resulta muy emocionante, la verdad.

    Si queréis participar, no tenéis mas que enviar vuestra foto y vuestro texto (máximo media página de word) a caspemusicacompromiso@gmail.com.

    Gracias a todos!

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  2. Muy dinámica y entretenida esta sección, cargada de sentimiento.
    Felicidades a los creadores.

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  3. Gracias de veras. Si conocéis personas que les apetezca participar, sólo tenéis que escribirnos a nuestro correo y publicaremos poco a poco... Estamos deseosos de recibir opiniones de nuestros mecenas. Un saludo

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  4. GUapísimas, maria josé. Hace muchos años que no sabía nada de ella. Un beso fuerte de una compañera de clase.

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  5. preciosas las palabras de pablo y muy bonita presentación. Calle Nueva, vecinos.... casi casi sabría decir quién la ha escrito.

    besicos

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  6. me encanta esta sección y este proyecto

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  7. felicidades a todos los que trabajáis por hacer realidad esta iniciativa
    un beso desde Andalucía

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    1. Gracias todos por vuestros ánimos.
      Un abrazo desde la Ciudad del Compromiso

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  8. Si se puede ,si se puede,si se puede.......

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  9. En este 2013 he portado sobre mis hombros por primera vez en mi vida la virgen el día de San Roque y me habéis permitido escribir unas líneas sobre mi amado Caspe. Muchas Gracias por ello

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  10. gracias a tí, david. Esperamos que repitas en el 2014.
    Un abrazo

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