Está científicamente comprobado que el ser humano es incapaz de conocer el futuro; también está demostrado que, frecuentemente, no hay consenso sobre la realidad del presente. Por esto, salvo excepciones (siempre hay quien la desconoce o la distorsiona), el ser humano se encuentra mucho más a gusto hablando del pasado, de “su” historia.
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Organo de la Colegiata de Caspe (Arxiu Salvany, Barcelona) |