Sergio Alentorán dejará hoy de ser párroco de Caspe. Su papel ha sido clave para poner en marcha y asentar el proyecto del Órgano. Su entrega, su tenacidad, su diplomacia y su entusiasmo han sido esenciales. Sin ese apoyo, la Junta Gestora quizás habría muerto antes de nacer.
Nos acercamos a St. Lucía para charrar un rato con Sergio: su valoración de estos casi 3 años al frente de la parroquia, su sondeo de la vida religiosa en Caspe, sus sensaciones a la hora de cerrar este etapa, etc. Y, evidentemente, no tarda en surgir el tema del Órgano. Con la claridad y sensatez acostumbradas, lo aborda sin titubeos
"Te confieso que me metí con miedo", admite con franqueza. "Andábamos por entonces en plena vorágine organizadora del Sexto Centenario y el pueblo estaba lleno de actividad. Miguel (Caballú) vino una tarde a este despacho y me propuso la idea. Creía debíamos aprovechar el tirón del aniversario y plantear la reposición del órgano en la Colegiata Santa María la Mayor. Jamás le puse un pero, pero sí le manifesté de viva voz las dudas que tenía de hacer viable el tema, teniendo en cuenta la crisis tremenda que nos azota, la envergadura del proyecto y la humildad de nuestra Parroquia. Ahora bien, le mostré mi apoyo y mi aliento para poner en marcha la iniciativa a través de una Junta Gestora".