Montpellier, donde según la tradición nació San Roque allá por el año 1295, acogió tras la última guerra civil a centenares de exiliados españoles. Uno de ellos, caspolino y republicano, se acostumbró a visitar cada domingo esta iglesia para escuchar el bello órgano barroco. ¿Le recordaba tal vez al de Caspe, destruido unos años antes? Quién lo sabe...
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Órgano de Saint Firmin en Montpellier (Foto: Alejo Lorén) |
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