Mónaco, con una superficie notablemente inferior a la de Caspe, es uno de los lugares de más riqueza en la vieja Europa. Paseando por sus calles y plaza adviertes el lujo y la elegancia de sus construcciones, sean civiles o religiosas, públicas o privadas.
Hoy nos centraremos en la Catedral de San Nicolás, lugar donde reposan muchos de los miembros de los Grimaldi, incluidos los recordados Gracia de Mónaco y, más recientemente, su esposo Raniero III. Consagrada en 1875, la monumental fachada sigue los patrones del estilo neorrománico, con profusión de arquerías, frisos esculpidos, canecillos y estatuas. El paño central de la misma está centrado por un gran rosetón y rematado por un relieve representando al Pantocrátor.
Catedral de Mónaco. Vista exterior |
En el interior, nos llama poderosamente la atención el impresionante órgano de tubos. Inaugurado en 1976, desde septiembre hasta junio “Les Petits Chanteurs de Monaco” y los cantantes de la escuela del coro de la catedral cantan durante la misa cada domingo.
Órgano, por el día |
Recientemente restaurado por maestros organeros belgas, es un instrumento de gran valor desde el punto de vista arquitectónico y musical. Se trata de una obra clásica, inspirada en los órganos franceses, a la vez que decididamente contemporánea. Pesa 35 toneladas, y para poder moverlo fueron necesarios tres tráiles y medio.
Por la noche, su iluminación nos evoca a una película futurista, acrecentando todavía más nuestro interés.
El órgano, con la iluminación nocturna |
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