miércoles, 26 de junio de 2013

HISTORIA: El órgano de Marrakech

El órgano de tubos es de las piezas más destacables que se encuentran en la Iglesia de los Santos Mártires de Marrakech. Sencilla, casi humilde, sobria, con escasas figuras, acorde con la religión islámica, esta parroquia se construyó en 1928 bajo el protectorado francés, gracias a la autorización de los monarcas alauitas a la libertad de culto. Desde entonces es tutelada por la orden Franciscana en Francia.

Vista exterior


 El órgano, situado encima del soportal de la puerta principal, preside muy discretamente la iglesia, pero destaca por si solo por su estética de estilo étnico y su decoración de colores vivos, lo que lo convierte en una pieza moderna y singular.

Nave central y órgano
De construcción europea, este original instrumento fue generosamente donado por la francesa Denise Masson en 1960, “la Dama de Marrakech”, brillante islamóloga, erudita y gran músico, especialmente conocida por su labor humanitaria en Marruecos y por ser la autora de la traducción al francés más leída del Corán. Durante 15 años, Denise fue la organista titular.

Al fallecer, el órgano permaneció en silencio durante 30 años hasta que en 2002, un grupo de amigos feligreses y músicos, decidieron crear la asociación de “Los amigos del órgano de Marrakech”, fijándose como principal objetivo reactivar el funcionamiento del instrumento y obtener fondos necesarios para su mantenimiento. La asociación recuperó el acompañamiento de misas y ceremonias privadas con música de órgano, y sigue organizando conciertos, recitales y proyectos que han aumentado el interés musical y cultural de Marrakech, una ciudad que recibe 3 millones de turistas al año.

En plena actuación
 El órgano sigue funcionando pese a que sufre averías y un inevitable desgaste desde hace años (principalmente debido al clima), por lo que la asociación se propuso comprar un órgano electrónico para asegurar la continuidad musical, a la espera de recuperar más financiación para renovar el órgano de tubos. Para ello, al igual que en Caspe, se organizó una campaña de movilización para conseguir donaciones y fondos. Por desgracia no se llegó a reunir la cantidad necesaria y se abandonó el proyecto.


En la actualidad, la asociación sigue trabajando de forma entusiasta buscando posibles restauradores (entre ellos, un restaurador español) y organizando actividades varias. Una ilusión que se ve potenciada por la activa participación del Coro de jóvenes estudiantes universitarios subsaharianos que son desde hace años el alma y el corazón de esta iglesia. 

Eva Ricart Tapia

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